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Mi Hija Llama Mamá a Otra romance Capítulo 32

—En la mesa de encargos telefónicos ya hay tres coleccionistas esperando para ofertar. Las paletas del público, por favor, levántenlas bien alto. El precio de salida es de ciento veinte millones de pesos, ahora empezamos a recibir ofertas.

Esta pieza de cerámica, la más esperada de la subasta, había despertado una fiebre entre los coleccionistas. Las ofertas subieron como la espuma hasta llegar a quinientos treinta millones.

Aun así, en la sección VIP, Zaira no había levantado su paleta ni una sola vez.

De hecho, en toda la noche, no había pujado por ninguna de las piezas. Candela no pudo evitar sorprenderse.

Ella estaba segura de que Zaira sería la clienta estrella del evento, pero ahora veía que no era así.

En ese momento, el ritmo de la puja se frenó por un instante. Candela sonrió y tomó la palabra.

—Esta pieza merece al menos diez segundos más de consideración.

Alzó el martillo de subastadora y miró directo hacia el área VIP, marcando el inicio de la cuenta regresiva.

—Diez, nueve… tres…

—¡Seiscientos millones!

Zaira levantó su paleta con firmeza.

Todos voltearon a verla, admirados. Nadie dudaba de que era la famosa “Señora Arroyo”, alguien que no se andaba con rodeos.

A ese precio, estaba claro que la pieza sería suya sí o sí.

Los presentes, sabiendo quién era ella, no siguieron pujando. También querían quedar bien con la familia Arroyo.

Candela bajó el martillo.

—¡Felicidades, señorita Zaira!

...

Con la subasta terminada, Candela regresó a descansar detrás del escenario.

Zaira, sin embargo, la siguió hasta allá.

—Señorita Candela, sobre lo de anoche, de verdad que lo siento mucho.

Candela sentía cierto desprecio por Zaira y el drama con su exesposo, pero al final de cuentas era asunto ajeno, así que no iba a meterse.

—Seguro ya lo notaste, mi exesposo tiene cierto peso en la sociedad. Cuando me casé con él fue por amor, pero cuando nos separamos, aunque decía que era por mis sueños, en realidad era porque nuestras familias son muy diferentes y su gente nunca me aceptó.

Al final, un matrimonio es la unión de dos familias. Él veía que yo sufría, tampoco quería eso para mí.

Su idea es que, si consigo el doctorado y una carrera propia, su familia no podrá decir nada de mi origen y podremos volver a estar juntos.

Él ha hecho mucho por mí, de verdad…

Candela ya no quiso escuchar más y la interrumpió.

—Señorita Zaira, acabo de recordar que tengo otros pendientes. Mejor aquí la dejamos.

—Entonces me retiro, pero cuando tengas tiempo te invito a comer, así te pido disculpas por lo de ayer.

Candela se levantó, ahora con una actitud más distante.

—No hace falta, señorita Zaira. Fue solo un malentendido. Además, estos días voy a estar con la agenda llena.

—¿Señorita Candela, tienes algún problema conmigo? Te lo digo en serio, quiero ser tu amiga. Apenas regresé al país y, fuera de mi exesposo, no conozco a nadie. Pero siento que tú y yo podríamos llevarnos bien.

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