No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 335

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Ariel se arrepintió.

Sabía que ese remordimiento lo acompañaría toda la vida.

Cada vez que le venía a la mente el cuaderno de Johana, repleto sólo con su nombre, sentía que le faltaba el aire. Algo le aplastaba el pecho y no lograba recuperar el aliento.

Cuando ambos llegaron al estacionamiento, Marisela se detuvo un momento y, mirando la figura decaída de Ariel, le soltó con voz serena:

—Ariel, todo esto es por tu culpa. Fuiste tú quien malinterpretó a Joha, fuiste tú quien la enfermó. Ahora que Joha ya no está, ¿de verdad puedes vivir tranquilo?

No tenía intención de echarle en cara todo aquello, pero recordando los tres años de sufrimiento de Johana, las visitas al médico donde le detectaron ese problema, su depresión, y la manera en que Ariel la había tratado durante esos años, no pudo callar.

Marisela quería que Ariel sintiera ese dolor, que por fin cargara con algo del sufrimiento que había dejado en Johana.

A fin de cuentas, ese dolor no se comparaba con lo que Joha había soportado, ni con lo que le costó la vida.

Esas palabras que Joha nunca se atrevió a decir, Marisela las gritó por ella.

Ariel no respondió. De espaldas, con la mano en la puerta del carro, se quedó callado, sin siquiera mirar a Marisela.

No hubo discusión. No la enfrentó. Simplemente abrió la puerta, se subió y se marchó sin decir palabra.

Marisela vio cómo él arrancaba el carro y se alejaba. Sentía los ojos arderle.

Joha ya no estaba.

Ariel tampoco volvería a tener paz en su vida.

No fue sino hasta que el carro de Ariel desapareció tras la salida del hospital, que Marisela logró volver la mirada, secándose las lágrimas con la mano.

Pero, lejos de sentirse mejor después de desahogarse con Ariel, lo único que sentía era un vacío aún más grande.

...

Ariel manejaba sin rumbo, aferrado al volante, con la mirada perdida y la mente atascada en recuerdos. El celular sonó varias veces, pero no contestó ninguna llamada.