No Me Dejes, Aunque No Te Lo Mereces romance Capítulo 366

Solo de pensarlo, a Ariel casi se le cortaba la respiración.

Durante los dos años que Johana había estado ausente, no hubo ni un solo día en que no se arrepintiera.

Si no la hubiera malinterpretado, si hubiera descubierto antes que a ella le gustaba, si hubiera aceptado antes lo que sentía…

Qué fácil hubiera sido todo.

Se quedó mirando el techo blanco un buen rato, luego Ariel cerró los ojos despacio.

No supo cuánto tiempo estuvo así, ni cuánto tiempo pasó en silencio. De pronto, se levantó de la silla, tomó su celular y las llaves del carro, y salió de la oficina sin mirar atrás.

...

Mientras tanto, Fermín llevaba a Johana a recorrer los alrededores de varios centros de investigación, mostrándole cómo había cambiado Río Plata en esos dos años. Después, la condujo a aquel mismo restaurante al que la había invitado antes.

Era el lugar donde le había invitado a comer por primera vez.

También la primera vez que Fermín la invitó a salir fuera del trabajo.

La sala privada del restaurante, esa pequeña habitación reservada, seguía igual que hace dos años. Incluso el encargado era el mismo de entonces.

Al ver a Fermín regresar después de tanto tiempo, el gerente del restaurante se le acercó, sorprendido y contento a la vez.

—Señor Fermín, qué gusto tenerlo por aquí de nuevo.

Agregó con una sonrisa:

—Ya tiene dos años que no venía a comer con nosotros.

Fermín respondió con una sonrisa, pidió algunos platillos y luego le pasó el menú a Johana.

—Maestra Frida, escoge tú algunos platos que te gusten.

Johana tomó el menú con naturalidad y eligió otros dos platillos.

Fermín la observaba sin apartar la mirada, sus ojos reflejaban una ternura inusual.

Había algo que Fermín no le había confesado a Johana: desde aquel incendio, no había vuelto a ese restaurante. El robot que ella le regaló, lo usaba casi todos los días, siempre encontraba un momento para interactuar con él.

A veces, mientras miraba el robot, se preguntaba qué sería de su vida si Johana aún estuviera cerca.

Lo que nunca esperó era que, después de dos años, ella realmente regresaría.

Fermín la miró directo a los ojos. Johana, tranquila, le devolvió una sonrisa.

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