Nuestro Final de Amor romance Capítulo 14

Todo lo que sucedió en el mundo de la misión ya no tenía nada que ver con María.

Después de regresar del mundo de la misión, El Administrador aún le otorgó su recompensa.

Un total de cien millones, que confirmó varias veces en su banco móvil antes de rodar sobre la cama riendo varias veces.

En el mundo real, María era en realidad una huérfana que pudo completar la universidad gracias al patrocinio de una persona benevolente.

Justo cuando pensaba ir a agradecer a su benefactor, tuvo un accidente automovilístico.

Fue entonces cuando El Administrador la arrastró al mundo de la misión para salvar su vida, donde comenzó a aceptar misiones para conquistar a Alejandro.

Tal vez porque era su primer amor y no tenía ninguna experiencia, fue fácilmente cautivada por las dulces palabras de Alejandro.

Decidió rechazar la oportunidad de regresar a casa y quedarse para casarse y tener hijos con Alejandro.

Ahora, al pensarlo, casi desea poder abofetearse a sí misma por aquellas decisiones.

Afortunadamente, esos días habían pasado y ella no quería recordarlos.

María se sentó de nuevo y se miró en el espejo.

Los diez años que pasó haciendo misiones en el mundo de la misión solo habían sido un año en el mundo real.

Es decir, en el mundo real, no tenía veintisiete años, sino veintitrés.

Como había estado en coma desde el accidente, su patrocinador también había venido a verla varias veces.

Viendo todos los regalos de preocupación en la habitación, María decidió ir personalmente a la empresa del patrocinador para disculparse.

Tal vez temiendo que María tuviera otro accidente como el anterior, esta vez el patrocinador envió a alguien directamente para llevarla a su empresa.

Al llegar, María descubrió que su patrocinador era Javier Fernández, y que la familia Fernández ocupaba una posición de élite dentro de la alta sociedad.

Se sintió inesperadamente nerviosa y apretó las manos sin darse cuenta.

En el mundo de la misión, la familia de Alejandro, la familia Pérez, también pertenecía a la alta sociedad.

—Dígame.

—Mi hermano mayor y mi cuñada fallecieron dejando una niña pequeña, y decidí hacerme cargo de ella bajo mi nombre. Sin embargo, siendo hombre, hay muchas cosas sobre las niñas que no entiendo. Por eso me gustaría pedirle, Señorita María, que se case conmigo para ser la madre de la niña. No se preocupe, no interferiré en su vida después del matrimonio, solo espero que pueda pasar más tiempo con la niña junto a mí. Si no desea aceptar, olvide que lo mencioné.

Después de decir esto, Javier la miró nerviosamente.

Javier sabía que esta propuesta era repentina, pero desde el primer momento que la vio, sintió que ella era la adecuada.

Mientras Javier la observaba, María también lo evaluaba.

La familia Fernández tenía una buena reputación; generación tras generación habían sido fieles y amorosos esposos, y nunca habían tenido escándalos como infidelidades.

Javier había rechazado directamente a muchas mujeres que lo habían perseguido, aunque era estricto, siempre dejaba a las demás con dignidad.

Después de pensar un buen rato, María finalmente dijo:

—¿Podría conocer a la niña?