Reencarné y mi Esposo es un Coma romance Capítulo 143

—Pero si lo haces, Cami te odiará —dijo Dana con un suspiro—. Si por culpa de una extraña se rompe el vínculo entre madre e hijo, no vale la pena.

—¿Y qué puedo hacer? Cami está como poseído, solo piensa en Tania. Si le gustara Sabrina, no estaría tan enfadada, pero ¡le gusta la hija de esa zorra! Es como echarme sal en la herida. —Julieta temblaba de rabia y cerró los ojos, exhausta.

Los recuerdos volvieron a su mente, tan vívidos como si hubieran ocurrido ayer.

Ella no fue la primera esposa de Emilio. La primera fue Keira, la madre de Tania.

En aquel entonces, Emilio amaba a Keira con locura. Aunque los médicos le dijeron que no podía concebir de forma natural y que solo le quedaba la fecundación in vitro, él no se rindió.

Pero al final, Keira le fue infiel. La gente de Felipe la pilló en el acto.

A pesar de la infidelidad, Emilio se negaba a divorciarse. Esto enfureció a Felipe, quien movió todos sus hilos para obligarlos a separarse.

Después del divorcio, Keira siguió acosando a Emilio. Para entonces, ella ya era su prometida.

Más tarde, fue su hermano quien le paró los pies a Keira, y solo entonces ella se calmó.

Tiempo después, se convirtió en la amante de otro hombre y tuvo una hija, pero nunca consiguió que la aceptara. Su hija incluso tuvo que llevar su apellido, Soto.

Durante más de veinte años, Keira siguió intentando seducir a Emilio de vez en cuando. El daño que le había causado era inmenso.

Odiaba a Keira con todas sus fuerzas, y también odiaba a Tania.

Una le había robado el corazón de su marido, y la otra, el de su hijo.

—Tía, cuánto lo siento por ti. —Dana abrazó a Julieta y le dio unas palmaditas en la espalda—. Si puedo ayudarte en algo, no dudes en pedírmelo.

—Buena niña, no tienes por qué mancharte las manos con la sangre de esa zorra. —Los ojos de Julieta brillaban con una intención asesina y una sonrisa fría se dibujó en sus labios—. Mi hermano tiene muchos hombres a su disposición, cualquiera de ellos puede encargarse de Tania.