Renacer en el Incendio: Me Casé con Mi Salvador romance Capítulo 146

El corazón de Karina dio un vuelco.

¿Él la había visto salir en el carro?

Mil ideas le pasaron por la cabeza en un instante.

Si le decía que había ido al hospital, seguro iba a pensar mal.

Después de todo, por la mañana, cuando Fátima le dijo delante de él que fuera al hospital, solo de oírlo, la cara de Lázaro se puso más oscura que el fondo de una olla.

Si llegaba a enterarse de que sí fue...

Karina movió los dedos, nerviosa, y no le quedó de otra más que mentir.

[Pasé a casa del profesor Víctor, le pregunté algo sobre un tema académico.]

Del otro lado, no hubo respuesta.

Karina se quedó mirando el chat en silencio, y volvió a escribir.

[Entonces, ¿qué quieres cenar esta noche?]

Pero seguía sin contestar.

Karina frunció el ceño.

¿Estaría ocupado?

...

Al salir del trabajo, Karina llevó el carro hasta la entrada de la estación de bomberos.

El atardecer bañaba todo de tonos dorados. Ella, recargada en la puerta, esperaba con calma.

De pronto, el estridente sonido de la alarma rompió el silencio y, uno tras otro, los carros rojos salieron a toda velocidad por la reja.

Karina, de inmediato, se enderezó y estiró el cuello, escaneando cada cabina, buscando entre los rostros jóvenes y decididos de los bomberos.

Pero no lo vio.

Uno, dos, tres carros... hasta que el último se perdió en la esquina, y Lázaro nunca apareció.

Sintió que el pecho le quedaba vacío.

—Señora, mejor váyase a casa —le dijo el guardia de la entrada, acercándose—. El señor Lázaro tuvo que salir a una emergencia. Apenas llegó, y ya se fue de nuevo.

Karina se quedó pasmada un momento.

—¿Sabe a dónde fue?

El guardia negó con la cabeza.

—Eso sí no lo sé. El señor Lázaro anda siempre muy ocupado. Si va a venir por aquí, mejor márquele antes.

No le quedó de otra más que volver sola a casa en el carro.

Terminó de cenar y, aun así, el ícono de Lázaro seguía sin mostrar señales de vida.

Le mandó otro mensaje.

[¿En qué andas tan ocupado?]

Pero el silencio seguía igual de pesado.

Sin poder aguantarse, Karina le marcó a Belén.

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