Si él creía que este matrimonio era algo que ella le había rogado, entonces era momento de hablar con toda franqueza.
Quería decirle que ya lo sabía todo, que quería el divorcio.-
El celular sonó. Jonás le hizo un gesto para que guardara silencio.
—¿Diga? ¿Qué pasó?
Alina echó un vistazo al identificador de llamadas: era Josefina.
Sin saber qué le decían al otro lado de la línea, Jonás sonrió. —De acuerdo, voy para allá.
—Tengo que ir a la oficina. Lo que sea que tengas que decir, lo hablamos más tarde.
Tras colgar, Jonás recuperó su habitual frialdad.
La puerta se cerró. Alina volvió a abrir la laptop, con un deje de ironía en sus pensamientos.
Jonás realmente le daba mucha importancia a este bebé. ¿Tanta prisa tenía por ir a informarle a Josefina sobre su estado?
Lo que daría por saber qué cara pondrían cuando se enteraran de que ella ya había interrumpido el embarazo.
Alina tomó su celular y le envió un mensaje a su abogado.
[Abogado Bustos, quisiera saber si, teniendo pruebas en contra de Jonás, ¿puedo garantizar al cien por ciento la custodia de mi hijo?]
Era tarde, así que Alina no esperaba que el abogado Bustos le respondiera.
Al dejar el celular, de reojo, vio a Ricardo de pie en el pasillo, sujetándose de la barandilla y mirándola con frialdad.
—Mamá, ¿por qué eres tan inútil?
—Papá ya había vuelto y aun así lo dejaste ir.
Alina se quedó perpleja, a punto de decir algo.
Pero entonces lo escuchó añadir: —Ya que papá se fue, no tengo por qué quedarme. Me regreso a la otra casa.
Dicho esto, se dio la vuelta y tocó la puerta de la niñera en la habitación contigua, la despertó y le pidió que recogiera sus cosas.
—Riqui, es muy tarde, no es seguro que te vayas solo. Mañana mamá te lleva.
Ricardo estaba decidido a irse. Apartó a Alina, que le bloqueaba el paso, y gritó: —¡No me toques!
—Creí que como hoy tenías revisión, papá se quedaría contigo al menos una noche. Ahora veo que fue una pérdida de tiempo.
—Si lo hubiera sabido, me habría ido a casa de mi tía. Así habría pasado más tiempo con papá.
Dicho esto, tomó la mano de la niñera y se fue sin mirar atrás.
No sabía qué le había contado Ricardo anoche, pero Isabel le echaba la culpa de todo.
Cuando salió del baño, Isabel ya había colgado. En el celular había un nuevo mensaje del abogado Bustos. [Disculpe, señorita Alina, no vi su mensaje de anoche.]
[Veo que lo borró, ¿era algo importante?]
Alina se recostó en el sofá y respondió.
[No era nada. Si lo borré, es porque ya no importa.]
[Por favor, abogado Bustos, proceda con el divorcio según lo planeado, lo más rápido posible.]
Dejó el celular y se reclinó en el sofá, con la mente divagando.
Recordó el día en que supo que estaba embarazada de Ricardo. Salió del hospital y se sentó en el carro.
Al principio, no pensaba tenerlo, pero de repente en la radio del carro se escuchó una frase: "Si él ha venido desde tan lejos, ¿cómo podría yo rechazarlo?".
Las lágrimas comenzaron a brotar de repente. En ese instante, decidió quedarse con Ricardo, sin importar si la familia Lozoya lo aceptaba o no.
Pero ahora…
Dejando a un lado sus pensamientos, Alina se preparó para salir hacia el instituto de investigación.

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