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Si, aceptó ser su esposa sustituta señor parrow romance Capítulo 4

—déjanos a solas Leandro— ordena Sebastián

—un placer, Leandro Bustamante, mano derecha y amigo de Sebastián— se presenta Leandro con entusiasmo

—¡Leandro!— exclama Sebastián irritado

—un permiso— Leandro de marcha sonriente

Anastasia no sabía que decirle, los nervios le ganan cuando él coloca esa expresión de aura fría.

—te diré lo que debes hacer y presta atención porque odió repetir las órdenes que doy. No debes ingresar a mi habitación sin permiso, no debes meterte en mi vida privada, y mucho menos tener el atrevimiento de opinar sin que yo lo pida, lo que debes hacer, es estar al pendiente de mi alimentación, que todo en mi habitación este organizado, elegir mi vestuario del día a día, te diré los colores que son de mi agrado, irás conmigo a la empresa, para que cualquier cosa que yo necesite, tú estés disponible para mi, no trabajarás para nadie más, solo para mi ¿Entendido?

—si señor, seré sus ojos— la respuesta de Anastasia amarga más el corazón de Sebastián, le recuerda la miserable vida que tiene —disculpe señor, no lo dije por mal— habla ella en voz baja, al saber que metió la pata

—algo que te quiero dejar muy en claro, es que ¡jamás debes tener algún tipo de comportamiento seductor! a leguas puedo percibir que no eres mi tipo, ¡y jamás en tu vida me veas con lástima! ¿Entendido?

Ella traga grueso, sería algo muy dificil no fijarse en Sebastián Parrow, aunque su personalidad es de un hombre cruel, Anastasia que es una chica pobre y a pasado por mucho sufrimiento en su vida, ve más haya de aquella dureza del hombre.

—descuide señor Parrow

—es hora de desayunar— informa él —lo bueno e nuestro trato por tu parte es el pago, los beneficios, debes comer junto a mi, así que camina rápida

—si señor, como ordene.

Al llegar al jardín, donde ahora Sebastián acostumbra a comer, Anastasia se queda maravillada con la hermosa vista del paisaje.

Ella siente algo de admiración por Sebastián, ya que apesar de su condición, se muestra como un ser humano normal.

—¡Buenos días señor Parrow!— saluda la empleada, la que siempre le sirve el desayuno a él

—Sara, ella es Anastasia a partir de mañana ella se encargará de mi alimentación, y de la hacienda, todo lo que ella diga se hará— Sara no está muy de acuerdo con la desición de su jefe.

—como usted ordene jefe

—trae el desayuno para ambos

—si señor— Sara le da una ojeada a Anastasia y luego se marcha con disgusto

Anastasia se siente algo incomoda, la salud de su madre está cada vez peor, no mejora como ella quisiera, el cáncer cada vez consume su cuerpo, una lágrima desliza por su mejilla, no a podido correr con suerte en la vida, ni tan siquiera estudiar, y luego expulsa un suspiro profundo.

Para luego mirar aquel hombre, <

> Anastasia en sus pensamientos, pero aterriza cuando siente el café caliente en sus piernas.

—¡Ay me arde!— se queja Anastasia

—perdone señorita— se disculpa Sara, pero luego sonríe causando escalofrios a Anastasia, como si fuera una loca

—¿¡Qué mierdas sucede!?— pregunto irritado

—lo siento mucho jefe, es que le cayó el café a la señorita, pero no fue mi intención— Sara sonríe y coloca el resto de desayuno en la mesa

Anastasia tuvo que agarrar servilletas para limpiarse, su delicada piel le arde.

—¿Es grave?

Capítulo 4 Seré sus ojos señor 1

Capítulo 4 Seré sus ojos señor 2

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