Como si acabara de meterse un afrodisiaco la sonrisa de Nic, se oscureció y provocándola retrocedió sacando su erección solo para meterla de un solo movimiento complaciendo a su esposa en todo el sentido de la palabra, fue rudo, pero no demasiado, fue intenso pero no perdió la calma y lo más importante, le dio el mejor orgasmo del día.
— Voy a tomar una ducha, insaciable, ya me haré cargo de ti esta noche
— Es viernes, recuerda que hoy cenamos con los chicos y luego noche de película con Robbie
— Por supuesto que lo recuerdo y mañana es sábado, lo que significa que esta noche puedo hacerte lo que quiera y mañana dormirás toda la mañana
— Vamos súper papá, planea algo divertido para el fin de semana, algo para chicos, estaba pensando que puedes comenzar a llevarlo al hotel luego de la escuela para que haga su tarea mientras te concentras en el trabajo, estoy segura que le encantará verte haciendo lo tuyo
— Me gusta esa idea, aunque no necesita ayuda con la tarea, es muy inteligente
— Quiere ser veterinario y prometió tener buenas notas
— Ese es mi chico
— Te comería a besos pero ahora quiero una pequeña siesta, me dejaste agotada y estas niñas solo piensan en comer y dormir, ya se parecen a Muffin
— No, eso no, la pulgosa no se calma nunca y las niñas serán angelitos
— ¡Tú cara! —ríe a carcajadas—. Tal vez sean odiosas y no tiernas, después de todo son tus hijas Allen
— Señora Allen, más le vale calmarse y no diga esas cosas, son angelitos
— Ya no te estreses tenemos tiempo antes de lidiar con las sirenitas endemoniadas
— ¡Dani! —gruñó
— Ya en serio, tienes que calmarte Robbie, nunca se quejó de la escuela, todo estará bien, ya deja de acosar a sus profesores
— No los acoso
— Con esa cara bonita no, pero cuando te salen los cuernos de demonio, uff sálvese quien pueda
Divertido se lanzó por un largo y apasionado beso antes de apartarse o no conseguiría llegar a tiempo para recoger a Robbie. Esta nueva rutina fue lo mejor que le pudo pasar, por las mañanas se despedía de su esposa embarazada y desayunaba con su chico, en ocasiones lo llevaba a comer fuera y luego directo a la escuela, se ha acostumbrado a quedarse en el auto un rato luego que se cierran las puertas, revisa su correo, se asegura que Robbie, no lo necesite y luego se va al hotel, se concentra en el trabajo y a las 2:15pm se va a buscar a Robbie, pasan por un bocadillo y regresa al trabajo con compañía, no a diario pero si al menos 3 veces a la semana regresando a casa justo para la cena.
Un mes más tarde Nicholas, tuvo que viajar fuera de la ciudad, no quería tener que dejar a Danielle, y Robbie, pero era importante, finalmente estaba llevando a juicio a Takeshi Kobayashi y todo con el apoyo del señor Dean.
— No te preocupes Nic, yo voy a cuidar a Dani y las bebés, lo prometo
— Tienes que llamarme todos los días, no lo olvides
— Cada mañana antes de ir a la escuela con Patts y Glenn
— Eso y por la tarde me escribes si necesitas ayuda con la tarea
— Claro que sí, solo gánale al japonés cochino, como le dice Dani —sonrió divertido
— Eso te lo aseguro
Suspirando se agachó para abrazar a Robbie, lo iba a extrañar mucho, las mañanas con él, se habían tornado tan soleadas y alegres, solo con su presencia se cargaba de energía, tenerlo en la casa era un regalo del que se sentía agradecido y cuando le regalaba esas sonrisas uff, era un mensaje directo a su corazón, ayudarlo fue lo mejor que ha hecho luego de recuperar a Danielle.
— Muy bien, cuida a nuestras chicas y estudia mucho ¿bueno?
— Promesa
— Ahora iré a despedirme de Dani, ve con Patricia
— Oki doki
Subiendo al segundo piso se dirigió al estudio donde Danielle, trabajaba en su escritorio escuchando a Bon Jovi, mientras Muffin, jugueteaba en su hábitat. La observó unos minutos antes de entrar y acercarse a la pequeña salita de descanso con una cuna que aun debía cambiar por una doble, husmeó en los cajones de la mesita junto al sofá donde sabía que guardaba bombones de chocolate y se llevó uno a la boca antes de acercarse a interrumpirla
— Que recuerdos me trae verte tan concentrada trabajando
— Nic, no te oí entrar ¿ya es hora? —dejó lo que hacía y observó a su guapo esposo de pie frente a ella vestido con uno de sus inmaculados trajes hechos a medida
— Si, mi vida, ya tengo que marcharme, pero nunca sin antes despedirme de mi esposa
Rodeando el escritorio Nic, la tomó de la mano levantándola para besarla largo y tendido, sin prisas pero siempre con ansias
— Mmm..., estás dulce ¿qué comiste? —preguntó inclinándose hacia atrás para poder verlo a los ojos
— Descubrí donde escondes el chocolate —sonríe volviendo a besarla
— ¿Qué?
— Prometo comprarte más... —le aseguró agarrándola del trasero para apretarse más contra ella
— Ya no puedo acercarme más, mira como ha crecido este globo —hace un puchero tocándose el vientre abultado
— Dani, no digas esas cosas —posó su manos sobre la de ella acariciándola con el pulgar
— Sabes que solo bromeo, que bueno que Theo, me envió ropa porque me da pereza tener que ir a comprar
— Yo creo que luces hermosa y sexy, cada día que pasa me enamoro más de ti —ronronea tomándola del mentón—. No sé qué voy a hacer tantos días sin ti
— Extrañarme tanto como yo te voy a extrañar a ti, no me gusta dormir sola
— Prometo venir en cuanto pueda, aunque solo sea por unas horas
— Deshazte de ese hombre malo y vuelve con buenas noticias, de todos modos yo solo me levanto para venir aquí un par de horas y el resto del día Lee, me obliga a estar en la cama
— Hazle caso, sabe lo que necesitas y ya le pedí que me contara todo lo que haces
— No me espíes y las voy a cuidar muy bien, lo prometo
— Te amo mi amor
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)