La sensación en su estómago era similar a la que sientes el primer día de clases, miedo, nerviosismo y emoción. Danielle, observaba a sus dos hombres y no podía evitar emocionarse al tenerlos junto a ella, estaban juntos, sus seres queridos, su familia, había creado su familia ideal, ya nunca más estaría sola.
— Mi amor
Nicholas, la rodeó con sus brazos atrapándola emocionado con lo que su hermosa mirada transmitía, ilusionado al igual o más que ella con su nueva familia y lo más importante muy enamorado de su esposa.
— Te amo Nic
— Y yo a ti Dani, eres el amor de mi vida, no lo olvides nunca, quiero hacerte feliz
— Eso ya lo haces, no puedo pedir más de lo que ya tengo contigo, las gemelas y nuestro Robbie
— Es un ángel caído del cielo, vamos, ve a abrazarlo, luego es mi turno.
Se besaron un instante antes que Dani, fuera con Robbie, que atacaba la bandeja de pastelillos con crema.
— Robbie, ven aquí, creo que me debes un fuerte abrazo
— ¡Dani!
Sonrió dejando el pastelillo de lado para lanzarse a abrazarla con entusiasmo y cariño, la adoraba y estaba feliz de compartir con ella.
— Pequeño, sé que has pasado por cosas tan difíciles este último tiempo y que recordarlas probablemente sea lo último que quieras hacer, solo quiero agradecerte por cuidarme y ser el mejor amigo que pueda tener
— No me agradezcas, es el trabajo de los mejores amigos, lo hago porque te quiero Dani
— Y yo a ti, y quiero que sepas lo mucho que me encanta que al fin vivamos juntos y que mi promesa de protegerte siempre sigue en pie. Voy a cuidarte toda la vida, eres parte de mi familia y me gustaría que nos dieras una oportunidad ¿qué dices, te gustaría serlo?
— Dani, yo quiero ser parte de tu familia, prometo no causar problemas y estudiar mucho para que estés orgullosa de mí
— Robbie, no necesitas esforzarte para que te queramos, ya lo hacemos y prometo que nada lo va a cambiar, pero si, tienes que estudiar mucho ¿bueno?
— Lo prometo Dani
— Ahora ven aquí y dame un beso bien ruidoso
— Te quiero mucho Dani
— Yo también bebé
Haciendo acopio de todo su autocontrol Danielle, intentó no echarse a llorar de la emoción que le provocaba este pequeño tan sincero y cariñoso.
— ¿No hay uno de esos para mí?
— ¡Nic! —sonrió Robbie, con lágrimas en los ojos
— Vamos, ven aquí
Pidió Nicholas, extendiendo los brazos invitándolo a acercarse y por supuesto que el pequeño lo hizo, saltó con alegría y le rodeó en cuello en cuanto Nic, lo levantó aferrándose con todas sus fuerzas.
— ¿Estás listo para ser un hermano mayor?
— ¿Hermano? —preguntó sorprendido
— Sí, quiero que te sientas muy cómodo y seguro con nosotros, además quiero asegurarme que nadie pueda apartarte de nuestro lado nunca
— Nic…, tú… ¿tú quieres ser mi papá? —sin aliento lo observó emocionado y asustado a partes iguales
— Sí, quiero ser todo lo que necesites que sea, tu amigo, profesor, lo que tú quieras, quiero que confíes en mí
— Nunca he tenido un papá…, pero si tuviera que escoger te escogería a ti Nic, porque cuidas a Dani y aunque Muffin, no te agrada también la tratas bien
— ¿Eso fue un sí?
Incapaz de responder Robbie, solo asintió repetidas veces volviendo a aferrarse a su cuello mientras lloraba en silencio. Nic, le permitió desahogarse y mientras lo hacía le acariciaba su revoltoso cabello rubio con cariño.
— Nic
Lo llamó Danielle, llorando emocionada por lo que acababa de escuchar, estaba tan orgullosa de este hombre con el que se acababa de casar que su felicidad la abrumaba. Se unió al abrazo familiar, finalmente había encontrado su lugar feliz.
Los siguientes días fueron dignos de enmarcar para los Allen. Con la casa absolutamente para ellos, sin empleados se pasaron la mejor semana de todas. Nic, en más de una ocasión demostró su capacidad para seguir una receta y preparó la cena, también tuvieron uno de esos “desayunos en la cena”, Lee, les cocinó, Wes, horneó pastelillos, incluso Mika, los visitó feliz de tener su primera salida familiar y aliviada de escapar de las cuatro paredes de su hogar.
Entonces Robbie, tuvo su regreso a clases y como Dani, se ha vuelto una persona no muy madrugadora Nicholas, personalmente se encargó de llevar al pequeño a su primer día.
— Voy a estar aquí mismo a las 3pm, iremos por un bocadillo y regresaremos con Dani ¿de acuerdo?
— Lo espero con ansias Nic
— Que tengas un buen día amigo
— Nos vemos en 7 horas
El pequeño lo sorprendió abrazándolo a modo de despedida y se giró listo para entrar en la escuela
— ¡Oye Robbie!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Sí Señor (Porque Yo lo digo 2)