Sí Señor (Porque Yo lo digo 2) romance Capítulo 146

Rodando los ojos ignoró su disgusto y se dirigió al vestidor a dejar su faja antes de meterse a la cama ignorando sus gruñidos. Danielle, simplemente se acurrucó y encendió la TV.

— Vamos muévete que no veo la pantalla, ve a hacer tus cosas

— Mañana vas a encontrarles otro lugar

— Los quiero conmigo todo el tiempo ya no sigas, quiero ver tele un rato —protestó

— Danielle

— Tal vez necesitemos habitaciones separadas para que no sigas con tu berrinche —lo provocó a propósito

— Ya conozco tu juego cariño, no quiero a los pulgosos aquí

— Pero yo sí y punto, acostúmbrate y deja fruncir el ceño, te vas a arrugar

No quería discutir por una tontería, pero no podía evitar la emoción que le producía este “intercambio” con ella, como en los viejos tiempos. Solo se levantó y salió de la habitación, tenía trabajo pendiente así que solo se encerró por tres horas en la oficina. Cuando regresó a la habitación y se metió a la cama descubrió que Danielle, dormía acurrucada con los gatitos protegiéndolos con un brazo para que no los aplastaran y eso, ese simple gesto de protección lo hizo sonreír.

La mañana siguiente cuando el despertador de Nicholas, sonó ambos peludos dormían sobre su pecho acurrucados, con cuidado de no dejarlos caer detuvo la alarma y los observó unos instantes, eran dos bolitas de pelo miniaturas, no negaba que se vieran tiernos, cuando intentó sacárselos de encima Hipo y Chimuelo comenzaron a ronronear y a enseñar sus panzas ralladitas para que los acariciara, a eso nadie era inmune, ni siquiera Nicholas, así que derrotado los acarició solo unos minutos antes de dejarlos en la cama con sumo cuidado y dirigirse a la ducha.

— Te vi jugando con mis bebés

Murmuró Danielle, desde la cama observando cómo Nicholas, se arreglaba la corbata de ese modo tan sexy, muy serio y concentrado mientras miraba por la ventana

— Sigues dormida

Contestó sin voltear a verla para no caer en su dulce mirada somnolienta de las mañanas. Acabó con su corbata y regresó al vestidor por su chaqueta y abrigo.

— Tengo hambre

Intentó fingir que seguía molesto por haber metido a los gatos a la habitación pero no se resistió y agachando la cabeza, se acercó a la cama inclinándose para ver sus ojos

— ¿Vienes conmigo o en la cama?

— Mesa

— Ahora dame un beso, me debes muchos

Sonriéndole lo besó suavemente acariciando su rostro recién rasurado, le fascinaba su aroma por las mañanas, seguía provocándole mariposas.

— ¡Ay!

Se quejó al sentarse y por supuesto eso alarmó a Nic, de inmediato.

— ¿Qué pasa? ¿Voy por Lee?

— No, no…, están pateando… —responde con una mueca—. Creo que no les gusta madrugar

— Levántate esto

Con una tierna sonrisa Nicholas, le subió el camisón para poder acariciar su gran vientre que para ser justos no era tan grande como se espera que sea estando embarazada de gemelas, las niñas eran pequeñas. Con suma concentración Nic, posó ambas manos y aguardó para poder sentirlas revoloteando.

— ¿Qué hora es? —preguntó Danielle, bostezando

— Deben ser las 6:40am

— Ay Nic ¡es muy temprano! Ahora entiendo por qué se quejan

Hizo un puchero posando sus manos sobre las de Nic, quien fascinado observaba cómo seguían moviéndose, le fascinaba ver como su piel se levantaba cuando las sirenitas estaba activas

— Tengo una reunión temprano, lo siento nena —la besó disculpándose por haberla despertado tan temprano

— Pero…, te estas retrasando, ve a desayunar —pidió preocupada

— Es a las 8am, sabes que me gusta tener tiempo en las mañanas

— Si y no me agrada que te ejercites en el gimnasio del hotel donde todas te pueden ver sudar

— Ya celocita, vamos a alimentarte a ti y a estas sirenitas

Ayudando a su muy embarazada esposa a ponerse su bata la llevó hasta el comedor donde se encontraba Lee, bebiendo una taza de café

— Pero qué está pasando ¿sigo dormido?

— Lee, es muy temprano para tus bromas —protestó Danielle, sentándose frente a su amigo

— Es lo que digo ¿por qué estás en pie? Eres una dormilona con tus tres siestas diarias

— Tengo hambre, quiero huevos y tostadas y fruta

Nic, la dejó en el comedor y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno, aún era temprano y no le gustaba que los empleados llegaran tan temprano

— Vaya, si tienes hambre —sonríe Lee, al escuchar su lista

— ¿Tienes algún compromiso?

— Sí, tengo que salir un rato y necesito hablar con tu esposo —comentó buscándolo con la mirada

— Debe estar en la cocina

— Necesito que descanses al 99% Dani, ya no queda mucho y una situación de estrés puede adelantar las cosas, debes tener cuidado

Es muy temprano 1

Es muy temprano 2

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