— ¿Sabes por qué Mika, le puso así a su bebé? —cuchicheó Danielle, mientras su amiga amamantaba al niño por última vez antes de dejarlo
— Ilumíname
— Le encanta la película “Billy Elliot”, siempre llora y se emociona y hace la misma promesa una y otra vez “prometo, que sin importar mis gustos dejaré que mi hijo haga lo que le guste hacer, incluso si quiete ser bailarín de valet”
— Es una buena promesa —asiente Nic, de acuerdo con Mika
— Lo sé, Eli, será lo que quiera ser, a las niñas les gustará tener un primito
— Nuestras sirenitas… —suspira ilusionado—. Tenemos cosas que hacer para prepararnos
— No estoy lista para deshacer la habitación de Robbie ¿y si ponemos las cunas junto a su cama y ya? —propone Danielle, con un puchero
— ¿Qué tal una casa nueva? Podríamos tener una habitación solo de nuestro rayito de sol y todo lo que deseemos
— Me encanta tu casa y nuestra habitación es increíble ¿y si con todos los arquitectos de Imperio, rediseñas la casa?
— Ya veremos, nuestra casa, Señora Allen, por ahora solo necesitamos un par de cunas y…, carajo que Mika, nos haga una lista, ahora que todo acabó debemos prepararnos
— No lo menciones ahora o no se irá a su noche de pasión con Leo, mira la sonrisa que no han desaparecido cariño —ríe Danielle
— Es cierto, merecen un descanso, son buenos amigos
— Lo son
20 minutos después Mika, los llamó para enseñarles la rutina de Eli, para ir a la cama. Luego les explicó cómo calentar los biberones, pañales y sus horarios.
Los primeros en dejar la casa fueron por supuesto Leo y Mika, quienes contaban las horas para regresar por su bebé, asegurando que estarían disponibles toda la noche en caso que sucediera algo.
— Ya está dormido, con el estómago lleno, ustedes mismo dijeron que dormirá por al menos 5 horas seguidas así que no pierdan más el tiempo, Nic, les reservó la mejor habitación del Garden, disfrútenla
— De acuerdo, pero me llamas —pidió Mika
— Claro que no, ya basta y lárguense de una vez, youtube puede ayudarnos ustedes papis tienen la noche libre —insistió Danielle
— Gracias, ruidosa
Después que los padres primerizos se marcharan lo hicieron Theo y Wes. Por último Lee, quien prometió ayudar por la mañana con Eliot.
— De acuerdo Señora Allen, hora de un baño y a descansar, ha sido un largo día y quiero que duerma bien
— Vamos mi príncipe azul, agarra el monitor de Eli, y subamos a meternos al agua
Tras dos horas de un sueño profundo Nicholas, comenzó a dar vueltas en la cama intranquilo porque el bebé no hubiese llorado ya, chequeó el monitor y Eliot, seguía dormido. Dos horas más tardes volvió a despertarse, esta vez se levantó al baño y desde el interior escuchó los pulmones del pequeño gigante, tiró la toalla con la que se secaba las manos, listo para correr a ver al bebé antes que despertara a Danielle, cuando notó que ella ni siquiera estaba en la cama.
La encontró sentada en el sillón de su estudio con el bebé en brazos, le hablaba como si Eliot, la entendiera y eso lo derritió, ni siquiera fue capaz de acercarse, solo la observó cargarlo, con algo de dificultad gracias a sus casi siete meses dentro de una semana, emocionado por verla con sus niñas, sus hijas llegarían pronto y ellos no estaban para nada listos, ni siquiera han preparado una habitación para el bebé.
— ¿Cuánto tiempo llevas allí? —preguntó Danielle, al descubrirlo. — Nic
— Te ves hermosa
— Si bueno, te aseguro que no huelo hermoso, el señorito me ha cagado todo el camisón
— No creo que mini Donovan, haya sido capaz de hacer algo como eso, mira su pequeño rostro, es un angelito
Sonriendo por el accidente de Danielle, se acercó a ella y entonces pudo ver la mancha en su pijama.
— ¿Qué hago mamá sexy, lo cargo o te busco un pijama nuevo?
— Cárgalo, creo que voy a necesitar una ducha antes de cambiarme —comenta haciendo una mueca
— ¿Cómo es que su mierda acabó encima de ti? —intentó no sonreír al preguntarlo, pero fue imposible
— Mira el tamaño de estas niñas, ya ni siquiera veo la punta de mis pies, tuve que mudar a Eli, de lado, sentada y torcida para poder mirarlo y no acabar arañándolo, me tomó 15 minutos y mucho sudor conseguirlo, claro que cuando quise levantarlo olvidé que había dejado el pañal junto a él y acabó en mí
— Mi amor, eres tan dulce
— Justo ahora no, debemos añadir un mudador a esa lista de cosas que conseguir
— Despejaré mi agenda para que podamos ir por todo lo que necesitamos
— Eso suena grandioso, no quiero que alguien lo haga por nosotros
— Dame un beso apestosa y ve a la ducha, son más de las 4 de la madrugada
— Prometo no tardar, iré a cambiarme y a calentar leche
Corriendo Danielle, se fue a la ducha tirando su camisón por los aires entrando a toda prisa, Nicholas, debía ir a trabajar en unas horas y necesitaba que descansara un poco más, el día también fue largo para él, así que con cuidado de no mojar su cabello tomó su gel de ducha y se limpió la panza con energía, entonces escucha un pequeño grito
— ¡Chimuelo, mira cómo estás!
Uno de sus gatitos corrió tras ella entrando a la ducha detrás de sus pies, les encantaba morderle los dedos y ahora el pequeño estaba empapado y pedía ayuda con esos grandes ojos y pupilas dilatadas que derretían a cualquiera. Con cuidado salió de la ducha y se envolvió en una esponjosa bata antes de agarrar una toalla y rescatar a su gatito
— Eres un niño muy, muy malo —lo regañó mientras intentaba secarlo pero él se resistía intentando morderla—. Oh, mi bebé, pareces un pequeño monstruo con tu pelito todo mojado, realmente eres una furia nocturna
— ¿Dani?
La voz de Nicholas, desde el pasillo le recordó lo que debía hacer, así que agarró una toalla seca y envolviendo a Chimuelo, lo metió dentro de su bata y corrió a su estudio antes de bajar a la cocina a calentar la leche
— Hola ¿qué pasa?
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