Resumo do capítulo Capítulo 350 de Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate
Neste capítulo de destaque do romance Reencarnación Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate, Internet apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
Pero cuando volvió a levantar la vista, Alicia y los demás ya no estaban.
Seguramente lo había imaginado.
Carlos entonces tranquilizó a María: —¿Qué podría estar mirando? ¿Quién podría ser más guapa que mi princesa? Solo tenía curiosidad por ver cómo era el novio de Alicia.
—Es bastante guapo, pero muy pobre. Mira el restaurante al que la trajo.
María estaba de buen humor: —Entonces llévame a cenar a La Casa del Sabor. Quiero tomar muchas fotos para subirlas a Instagram.
Sin embargo, cuando Carlos llegó a La Casa del Sabor, le informaron que no había mesas disponibles.
Carlos se molestó, extrañado: —Pero si hice una reserva con la tarjeta de mi primo.
—El señor Valentín dio instrucciones de que ya no puede usar su tarjeta.
Carlos sintió que su orgullo estaba en juego y llamó a Valentín: —Primo, ¿por qué no me dejas usar tu tarjeta?
—Te dije que no te metieras en el asunto de Alicia, ¿me hiciste caso? Encima andas regando rumores entre los abogados. ¿Como puedes ser tan cara dura?
Valentín le soltó una reprimenda y le colgó el celular de inmediato.
El rostro de Carlos se ensombreció.
María se acercó a él: —Carlos, ¿qué pasa? ¿No podemos entrar a comer?
Llevaba mucho tiempo queriendo ir, e incluso se había jactado de ello delante de Alicia.
Carlos, molesto, le respondió: —Todo por tu culpa. Mi primo se enteró de los rumores que esparcimos entre los abogados y me advirtió que no me metiera en esto. Si mi madre lo descubre, estaré en serios problemas.
María contestó con cautela: —Pero también fue Lucía quien empezó con los rumores...
—Mi primo no es tonto, seguro ya escuchó algo.
María frunció el ceño, intrigada: —¿Por qué siento que tu primo protege mucho a Alicia?
—Yo también lo creo. ¿No será que tienen algo entre ellos? La última vez que me golpearon en Vientomar, él vino a buscarme en persona. Si no, no habría dejado pasar el asunto tan fácil.
María se quedó pasmada al recordar al hombre que había ido a ver a Carlos al hospital.
Cuando Alicia regresó a su dormitorio, vio un mensaje de Roberto en Instagram: [¿Ya terminaste el ungüento?]
Miró a su alrededor y, efectivamente, se le había acabado.
Le respondió: [¿Dónde lo compraste?]
Buscó el producto en internet, pero no lo encontró.
[De esos no se consigue en tiendas.]
[Ok, dime entonces cuánto cuesta y te lo pago.]
Roberto leyó su mensaje y entrecerró los ojos. [¿Ahora hablamos de dinero? ¿Tan estricta quieres ser con las cuentas?]
Alicia, en tono desafiante, escribió: [Si no hablamos de dinero, ¿de qué más vamos a charlar usted y yo?]
Él, con sus dedos elegantes, tecleó su respuesta: [Pues que más si no de sentimientos entre ambos.]
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