Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 368

¿No será coincidencia?

Quizás estaba pensando demasiado; después de todo, el mercado negro era muy amplio, sería improbable que el trabajo que tomara coincidiera precisamente con el del Grupo García.

Alicia revisó su teléfono y observó con atención la notificación de una transferencia de trescientos mil dólares.

Se recostó cómoda en su silla y con el pie empujó la papelera: —Llévenselo.

Decidió no recogerlo, dejando a ellos la elección de hacerlo o no.

Jorge se mostró algo molesto: —Alicia, ¿me estás pidiendo que recoja eso del basurero?

—¿Qué más esperas? Si esperas que yo lo recoja, yo no lo recogeré, quien lo necesite pues que lo recoja.

—¿Qué clase de actitud tan déspota es esa? ¡He pagado trescientos mil dólares!

Alicia se enfureció: —Entonces no lo recojas, te devolveré el dinero y punto.

—¡Cínica!

Jorge estaba al borde de la ira.

No esperaba que fuera tan altanera.

En ese instante, Vicente se acercó, se agachó y recogió la memoria de la basura.

Tomás, incómodo, intentó intervenir: —Vicente, déjame hacerlo.

—No te preocupes por eso, está limpio.

Vicente limpió la memoria con una toallita. Observó a Alicia, consciente de que aún consideraba los intereses de la familia García.

De otro modo, no habría dejado esos datos de manera intencional.

A pesar de los trescientos mil dólares pagados, era lo justo.

Vicente habló serenamente: —Alicita, sé que tienes buena relación con Valentín, pero ¿sabes quién es?

A Alicia no le agradó cómo la miraba Vicente.

Hizo mala cara: —Acabo de enterarme, pero eso es asunto mío y de él, no tiene nada que ver con ustedes.

Vicente no pudo ocultar su decepción: —Alicita, también hemos oído sobre tu relación con Valentín, por eso venimos a preguntarte, nos preocupa demasiado que te perjudiques. Valentín no es un hombre común.

Incluso intentando igualar a la familia Martínez, la familia García no sería suficiente.

Alicia se rió despectiva: —¿Te preocupa que sea la amante de alguien y deshonre el nombre de la familia García?

Jorge respondió con frialdad: —¡Pues era mejor que lo entendieras!

—Pero ya no tengo vínculos con ustedes, lo que haga no es algo que deba comunicarles.

—Alicia, ¿no te da vergüenza de todo esto? Una mujer haciendo estas cosas, ¿te parece digno? ¿Con lo que ganas de esa pequeña y mísera compañía te basta para mantenerte?

De repente, la puerta se abrió de golpe.

Roberto entró enseguida tenso y mirando fijamente a Jorge: —Repite eso, a ver si eres tan macho.

Jorge observó asustado las facciones de Roberto, y se asustó.

¿Sería él?