A série Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate, de Internet, é um romance de amor chinês totalmente atualizado em booktrk.com. Leia Capítulo 398 e os capítulos seguintes do romance Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate aqui.
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Pesquisas relacionadas:
Cuando Pedro vio a Alicia, se levantó efusivo: —Alicia, finalmente has llegado, ¿te interesa actuar? Puedo conseguirte un papel.
—No es necesario, ¿quién te dio permiso para filmar en la base del equipo?
—La escuela lo autorizó, ya he conversado con la administración escolar. Planeamos realizar una serie web juvenil sobre el equipo de la Universidad Autónoma de San Martín.
Pedro sonreía entusiasta como si la discusión de los días anteriores nunca hubiese ocurrido.
Alicia se preguntó por qué había estado tan tranquilo todos estos días; resulta que estaba aquí esperándola.
—Alicita, tú también deberías interpretar un papel, toda nuestra familia podría aparecer junta.
María, vestida con un uniforme escolar de falda a cuadros que la hacía parecer aún más estúpida e hipócrita, llevaba el cabello recogido en una moña.
Alicia hizo mala cara: —¿Quién dice que somos una familia?
María se acercó y tomó la mano de Alicia: —Alicita, sé que todavía estás enojada conmigo...
—¡Aléjate!
Alicia soltó la mano de María, y ella cayó al suelo en el acto.
Las personas alrededor miraron hacia ellos.
María estaba a punto de acusar a Alicia con los ojos llenos de lágrimas cuando de pronto Pedro la levantó de un tirón, sonriendo: —¿Cómo es que no te mantuviste de pie y caíste de repente?
María encogió enseguida el cuello: —Fue Alicita, me empujó un poco sin querer.
—Imposible, Alicia no tiene tanta fuerza para empujarte, seguramente fue que no te mantuviste de pie, ¿verdad?
Pedro miró a María con una advertencia en sus profundos ojos.
Finalmente, María aceptó y respondió en voz baja: —Fue mi culpa, no me mantuve de pie.
—Eso está mejor.
La sonrisa en el rostro de Pedro se intensificó aún más, y se volteó hacia Alicia: —Mira, esta vez estoy de tu lado, no digas que soy parcial.
Alicia solo sintió que era ridículo todo esto.
Levantó la mano y le dio una bofetada a María.
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