Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 471

Alicia sabía que Pedro estaba tan ansioso por unirse a ella porque no quería perderlo todo en la empresa.

Para Pedro, que María se quedara con la empresa sería peor que la muerte misma.

Solo cuando el bumerán te golpea, comprendes el profundo dolor.

Pedro le preguntó: —¿Cuáles son tus condiciones?

—Mi condición es muy sencilla: transfiera todas las acciones de su empresa a mi nombre.

—Alicia, ¿te has vuelto loca o qué?

Pedro, incrédulo al escuchar esta condición, replicó: —Si te doy todas las acciones, ¿no habrá sido todo por lo que luché hasta ahora en vano?

—Anteriormente dijiste que para compensarme, mientras no te demandara, podrías aceptar sin ningún problema cualquier condición, ¿no es así?

La mirada de Alicia estaba cargada de sarcasmo.

Pedro se quedó sin palabras: —Pero hasta ahora la empresa la he administrado con esfuerzo.

—Lo sé, pero puedes quedarte perfectamente con las acciones que están a nombre de Jorge, y aún así seguirías siendo la gran estrella de la empresa sin arruinarte por compelto. De cualquier manera, no pierdes nada.

—Alicia, ¿por qué te has vuelto tan codiciosa?

Alicia avanzó un paso, su tono se tornó sombrío: —¿Yo, codiciosa? Si no fuera por el guion que escribí con tanto esfuerzo, ¿tu empresa no habría prosperado tanto? -Tú crees que me merezco todo esto.

Antes, solo pensaba en alejarse de la familia García.

Ahora, no era tan ingenua; lo que era suyo, no lo cedería con facilidad.

Se dio la vuelta: —Si no estás de acuerdo, entonces olvídalo.

—Entonces no obtendrás nada.

—Pero al menos no me arruinaré. Aún puedo buscar otras opciones, pero tú ya no tendrás esa oportunidad.

La mirada de Alicia estaba cargada de ironía, estaba segura que Pedro aceptaría.

Alicia le expresó: —Hacer esto solo ofenderá a Jorge, ¿y entonces Oscar estará dispuesto a hacerte la cirugía reconstructiva?

Oscar era excelente médico.

Jorge aún tenía poder de decisión en la familia García, después de todo, la base económica determina todo.

—Oscar no es así, ya le he relatado todo lo que ha pasado en casa estos días, y no todos se dejan engañar por María.

—¿En serio?

Alicia, con un brillo irónico en sus ojos, miró distraída por la ventana del auto.

Tocó su cintura con la mano, pero en su vida pasada sus riñones habían sido trasplantados a María.

Para ella, las personas de la familia García eran todas cortados por la misma tijera.

El vehículo llegó pronto al destino.