Resumo do capítulo Capítulo 694 do livro Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate de Internet
Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 694 , um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate. Com a escrita envolvente de Internet, esta obra-prima do gênero Reencarnación continua a emocionar e surpreender a cada página.
Él miró a María y a Marco: —Justo, tengo algo que decirles.
—Jorge, yo también tengo algo que decirte. El médico dijo que puede que la cara de Mari quede con secuelas. Tienes que hacer que Alicia se haga responsable hasta la última instancia.
El rostro de María estaba envuelto en vendas, con un aspecto lamentable, como si hubiera sido desfigurado.
Ella habló entre sollozos: —Jorge, todavía tengo que grabar anuncios para promocionar la empresa. Si quedo desfigurada, la más afectada es la compañía.
De todos modos, esta vez no podían dejar que Alicia se saliera con la suya.
—Jorge, Alicia tiene que pedirle perdón a Mari.
Jorge se sentó en el sofá: —En efecto, lo primero es una disculpa.
En los ojos de Marco apareció un destello de alegría y enseguida mandó a un sirviente a llamar a Alicia.
Ella ya lo estaba esperando. Bajó las escaleras y, al ver a María envuelta en vendas, dejó escapar una leve sonrisa: —Ese estilo te queda bastante bien.
A María casi le salían chispas de los ojos: —¿Sabes lo importante que es el rostro para una chica?
Todo su éxito se debía a esa cara, que parecía tan inocente.
¡Y ahora, Alicia casi la había desfigurado!
Marco intervino de inmediato: —Jorge también lo dijo hace un momento, ¡tienes que pedir disculpas! ¡Arrodillarte!
Jorge miró a Marco y a María: —¡Dije que ustedes debían pedir disculpas!
La voz de María se quebraba por el llanto: —¡Jorge, si esto no fue culpa nuestra!
—Si no se disculpan y no logran que Alicia quede satisfecha, mañana la oficina publicará una declaración oficial de plagio. Grupo García no tardará en quebrar, y nosotros acabaremos viviendo en la calle.
Después de escuchar eso, María ni siquiera pudo seguir llorando.
Grupo García no podía quebrar, ¿y su plan qué?
Marco gritó furioso: —¡Jorge, la empresa no se irá a pique tan fácil! Estoy seguro de que tú sabrás cómo salvarla.
La mirada de Jorge hacia Marco era como si estuviera viendo a un idiota.
—¿Cómo puedes hacer eso? Yo también tengo patrimonio, ¿con qué derecho me cancelas la tarjeta de crédito?
—De todas formas, cuando la familia García quiebre, no podrás usarla. Mejor que te vayas acostumbrando desde ya.
Jorge tenía el rostro endurecido; no mostraba la menor expresión amable hacia aquellos idiotas.
María tiró de Marco, ya no era momento para hacerse el fuerte.
Si la familia García quebraba, nadie saldría beneficiado.
María arrastró a Marco para pedirle disculpas a Alicia: —Esperamos, Alicia, que puedas perdonarnos esta vez por el hecho de que somos familia, ¿sí?
Alicia curvó ligeramente sus labios rojos: —No.
Jorge al instante preguntó: —¿Por qué no?
—Porque tú aún no te has disculpado. ¡Con tan poca sinceridad, no me basta!
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