Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 728

Resumo de Capítulo 728 : Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate

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Como era de esperarse, nadie en la familia García era una buena persona. Ella se aseguraría de que todos pagaran un alto precio por ello.

Hoy, la segunda suma de dinero era aún mayor que la primera. En cuanto la recibiera, podría desligarse por completo de la familia García.

Al pensar en eso, María no tuvo más remedio que tragarse con frustración su ira.

Enseguida, guardó silencio.

Alicia, al ver la escena, esbozó una sonrisa radiante; al fin y al cabo, su felicidad se construía sobre el sufrimiento ajeno.

Eso hacía que su alegría se multiplicara aún más.

Alicia se dirigió al comedor, mientras afuera resonaban los gritos de María, quien no dejaba de exigirle a Marco que buscara otro vestido de novia de marca.

Vicente entró al comedor con una expresión algo complicada: —Alicita, ¿en verdad era necesario hacer todo esto?

—Así soy yo: rencorosa y mezquina. ¿No lo sabían desde hace mucho?

Vicente se quedó atónito. Sabía que en el pasado había malinterpretado a Alicia, todo por las provocaciones intencionadas de María.

En realidad, Alicia no era así.

El grito de Jorge irrumpió cargado de furia: —¡Ya que lo admitiste, entonces deberías hacerte responsable por lo que causaste!

Jorge acababa de regresar de la empresa. Al enterarse de lo que Alicia había hecho, se enfureció al instante.

Alicia dejó a un lado los cubiertos con calma: —¿Responsable de qué?

—Sé muy bien lo que pasó. ¿No tienes palabra? ¡Mari hasta se arrodilló y tú aún seguías insatisfecha; preferiste destruir el vestido!

Jorge no podía creer lo que María le había contado. Pensó que quizás estaba exagerando, pero no esperaba que Alicia con el mayor descaro lo confirmara sin titubear.

¿Desde cuándo se había vuelto Alicia tan irracional?

Alicia ya sabía que Jorge vendría a recriminarle. Por lo tanto respondió con serenidad: —Así soy yo. ¿No es eso lo que dices de mí desde que éramos niños? Ahora actúo como tú decías, ¿y tampoco te parece bien?

De niña, ella no había hecho nada malo, pero tras las falsas acusaciones de María, todo le fue atribuido a ella.

Así que ahora decidió asumirlo todo de una vez por todas, para que nadie más intentara imponerle su moral.

Jorge estaba tan enojado que no pudo decir ni una sola palabra.

Vicente intervino apresurado para calmar la situación: —Jorge, déjalo ya. Hoy hay muchas cosas pendientes por hacer, no vale la pena enredarse con estos detalles sin importancia.

Jorge aprovechó en ese instante la salida que le ofrecían; después de todo, con la actitud arrogante y desafiante de Alicia, no parecía que fuera a darle ninguna consideración.

Gruñó con frialdad: —Ahora Mari ya puede ocupar un puesto importante en el Grupo García, ¿y tú? Mírate.

Alicia vio la respuesta de Rocío y su ánimo mejoró de manera considerable.

Después de terminar de comer, Alicia se fue a su habitación, como si todo lo que sucediera afuera no tuviera nada que ver con ella.

De pronto recibió una llamada de Roberto: —¿Quieres que te lleve otro vestido?

—No hace falta. María no merece que me arregle tanto. Ya elegí cuál voy a usar.

Roberto pensó por unos segundos y respondió: —Ya hablé con las tiendas. María no va a encontrar el vestido de marca que quiere. Y aunque lograra comprarlo, tengo mil formas de asegurarme de que no lo pueda usar esta noche.

Alicia sonrió agradecida. Con razón María no pudo conseguir ni un solo vestido: Roberto había movido los hilos tras bambalinas.

Después de todo, con el estatus y la posición de Jorge, mientras tuviera dinero, no debería haber sido difícil comprar un vestido blanco de una marca de lujo.

Pero el problema era que, al final, no consiguieron ninguno.

Bien merecido. Quizás eso le dolería en el alma a María.

En ese momento, desde el lado de Roberto, se escuchó la voz atractiva de Rocío: —María ya transfirió el dinero.

Alicia sintió que la respiración se le detenía por un instante.

La gran oportunidad había llegado.

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