Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 730

Gabriela sonrió amargura: —Esta villa no es económica.

En ese preciso instante, la familia Mendoza atravesaba una crisis económica; todas sus propiedades estaban hipotecadas. Si no lograban superar esta gran dificultad, ni siquiera podrían conservar una villa como esta.

Gabriela no le contó esto a Lucía, ya que esa información aún no podía divulgarse de manera pública, con el fin de evitar provocar disturbios internos dentro de la familia Mendoza.

Hoy, sin importar los medios que tuviera que emplear, debía causar una buena impresión en el jefe de Promesas Inversiones y procurar establecer una relación favorable para obtener su contacto.

Mientras lograran cooperación con capital extranjero, la empresa familiar de los Mendoza podría volver a respirar con tranquilidad.

Después de comer y beber lo suficiente, Alicia miró de reojo hacia el área de la fiesta, donde cada vez se congregaba más gente.

Al final, incluso Lourdes hizo acto de presencia.

Hoy, después del jefe de Promesas Inversiones, la señora Lourdes era la persona con la posición más destacada del lugar.

Tan pronto como apareció Lourdes, las dos hermanas de la familia Mendoza se acercaron a toda prisa hacia ella, formando así un pequeño círculo, sin prestar demasiada atención a aquellos que no tenían suficiente estatus.

Alicia lo observó todo con claridad desde un lado y también aguardaba ansiosa la llegada del jefe de Promesas Inversiones.

En esos momentos, María apareció vestida con su traje de novia y fue con Jorge hacia la entrada principal. Efectivamente, un auto de lujo se detuvo afuera.

Un extranjero bajó del vehículo y entró. A simple vista, parecía ser un hombre extranjero de mediana edad cualquiera, sin rasgos especialmente llamativos.

María sonrió con entusiasmo y dijo: —Él es el jefe de Promesas Inversiones, el señor Mavric.

Jorge saludó al recién llegado con una sonrisa, quien también respondió con una expresión amable; todo transcurrió de manera armoniosa.

Enseguida María levantó el mentón con la actitud orgullosa de una princesa.

Ella condujo de inmediato al jefe de Promesas Inversiones hasta Lourdes y presentó ambas partes de forma proactiva.

Lourdes y Gabriela mostraron expresiones de júbilo; por fin había llegado.

Jorge miró feliz a María: —Ve a prepararte para la ceremonia de boda, yo me encargo de acompañar al señor Mavric por aquí.

—Está bien, ya me voy.

María se fue con cierta renuencia. Después de todo, el señor Mavric había venido por ella, lo que le provocó al instante una oleada de vanidad.

Alicia observaba curiosa desde un costado. De manera discreta tomó una foto del señor Mavric y se la envió a Roberto.

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