Sin Reconciliación, me Casé con un Magnate romance Capítulo 754

¡Ella no quería ser humillada de esa manera!

Alicia miró la expresión suplicante de Beatriz, y su estado de ánimo mejoró de manera considerable.

Se inclinó y dijo: —Así está mejor, esa es la actitud que debería tener alguien que ha cometido un error. ¡Suplícame en este momento!

Alicia empujó a Beatriz al suelo de un golpe, y desde lo alto le gritó con altivez: —¡Te dije que suplicaras! ¡De rodillas, suplica!

Ella tenía que arrodillarse y rogar, como una perra sin hogar.

Después de todo, la trágica muerte de sus padres en aquel entonces fue provocada por Beatriz.

Beatriz ya no se preocupaba por su dignidad: —¡Yo también me vi obligada en ese entonces! Todo iba bien, pero de repente apareció esa pareja de los Paleto queriendo competir con nosotros por ese maldito proyecto. ¿Cómo podía no actuar?

Si la familia Mendoza no hubiera conseguido ese proyecto en ese momento, ¡ya habría quebrado!

De lo contrario, ¿cómo podría su familia haberse transformado en aristócratas de la alta sociedad?

Beatriz continuó con dolor diciendo: —¡El ser humano es egoísta! En aquel entonces, ustedes también fueron comprados por mí, ¿no fue así?

Alicia miró con desprecio el rostro de Beatriz, y supo que personas como ella jamás conocerían el arrepentimiento.

En sus ojos solo existía el beneficio.

Su voz era aterradora: —Así que ahora que estás en nuestras manos, también será según nuestras reglas. Para entonces, ese video tuyo tan vergonzoso... estoy segura de que la familia Mendoza pagará un buen precio por él.

La mano de Alicia se extendió directo hacia ella, y Beatriz se desmayó del miedo.

Entonces Alicia soltó una risa despectiva: —¿Ya estás asustada?

—Se acabó el tiempo.

La voz de Roberto llegó a sus oídos, y ella supo que era momento de irse.

Se dio la vuelta y salió a paso largo de la habitación, mirando a Roberto: —¿Crees que fui demasiado lejos?

Después de todo, Beatriz era una buena amiga de su madre.

Pero ella la había humillado de la peor manera obligándola a arrodillarse y suplicar.

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