Por esa razón, Aspen no le dio a Carol una buena mirada en todo el día.
Y Carol tampoco le paró bolas, ¡si igual él casi nunca le mostraba una cara amable!
Después de preparar la cena, Carol se iba a ir.
Estos días había estado acompañando a Miro de día, y en las noches volvía a hacerle compañía a sus tres peques.
Cuando iba a llevarse a Cano, se notaba que Miro no quería que el animal se fuera, y Carol solo pudo consolarlo,
"Cuando vuelva a casa hablaré con mi hijo, a ver si mañana puedo traer a Cano para que juegue contigo de nuevo."
Aunque ella quería que Miro estuviera feliz, Cano era la mascota de Ledo y no podía decidir darle la mascota a Miro así como así.
Tampoco podía simplemente alegrar a Miro sin cuidar los sentimientos de Ledo.
Miro permaneció en silencio, devolvió a Cano y luego se giró para mirar por la ventana.
Carol con tono cariñoso le dijo, "Vuelvo mañana, nos vemos."
Miro no le respondió, se mostraba muy distante.
Solo hasta que oyó que la puerta se cerró, giró la cabeza con una expresión de herido y disgustado.
No quería que ella se fuera, pero tampoco se atrevía a abrir la boca para pedirle que se quedara.
Era igual que su papá, orgulloso hasta el punto de sufrir en silencio.
En la sala, Carol se sorprendió al ver a Aspen en la puerta, listo para salir,
"¿Me vas a llevar?!"
"Sí."
"¿Y Abel?" Últimamente era Abel quien la llevaba y la traía.
Aspen no explicó, frunció el ceño y preguntó, "¿Te vas o no?!"
"… ¿Y Miro? ¿Lo vamos a dejar solo en la casa?"
"Alguien lo cuidará, no te preocupes."
Carol hizo un gesto de mala ganas, siguió a regañadientes y bajaron juntos.
Seguía siendo el carro de siempre, y ninguno de los dos habló durante el trayecto.
Solo cuando llegaron a la entrada del edificio y Carol iba a salir del carro, se dio cuenta que él había bloqueado la puerta.
Carol, alerta, preguntó, "¿Por qué pusiste llave a la puerta?"
Carol... "Bueno, mañana hablaré con él."
"Sí. Miro te tiene cariño, trátalo bien. No te faltará nada en tu pago, de momento es diez mil al día, y si haces bien tu trabajo, al final del mes habrá bono."
Al mencionar el dinero, Carol se animó al instante, "¿También hay bono?"
Viendo su actitud tan interesada, Aspen frunció los labios con desprecio.
¡Ella era la típica que se ilusionaba con sólo ver dinero!
"Si haces bien tu trabajo, tendrás un bono de 50 mil."
Tenía miedo de asustarla si decía un monto muy alto.
Los ojos de Carol se abrieron como platos, "¿En serio?"
"Sí."
"¿No son quinientos ni cinco mil?"
Aspen... "…"
"Un caballero cumple su palabra, lo dicho, dicho está. Si dije 50 mil, ese monto será, ni un centavo menos, quien se retracta es un perro."

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