Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1479

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Rue fue a la escuela y terminó sus clases a tiempo.

Ella salió de la escuela al terminar las clases. Mientras esperaba que su madre la recogiera, alguien caminó hacia ella.

“Rue, acércate”. La señora Neal agitó su mano.

Rue la conocía. Aunque le parecía extraño que la señora Neal estuviera en su escuela, ella se acercó.

“¿Qué ocurre?”, preguntó la niña.

La señora Neal le sonrió y le preguntó: “¿Sabes que tu padre no ha venido a casa desde hace mucho tiempo? Se ha estado quedando en la empresa”.

Rue negó con su cabeza. “No lo sabía. Me he estado quedando con mi madre últimamente”.

“¿Te trata bien la tía Sydney?”, preguntó la señora Neal.

Rue asintió y dijo: “Sí, la tía Sydney siempre me ha tratado muy bien”.

“¿Entonces no deberías ayudarla?”, pidió la señora Neal de inmediato.

Rue se llenó de confusión. “¿Cómo debería ayudarla?”.

“Es sencillo. Solo tienes que seguirme, llamar a tu padre y decirle que venga a casa”.

Rue frunció el ceño. ¿Estaban planeando utilizarla como excusa para que su padre volviera a casa?

La señora Neal dejó de mentirle. Ella se rio siniestramente y dijo: “¡Por supuesto, te estoy llevando a un buen lugar!”. De repente, la señora agarró a Rue y le tapó la boca y la nariz con un trozo de tela.

Rue abrió los ojos de par en par mientras el miedo cruzaba su mirada. “Mmm, mhm, tú...”. Ella respiró un olor acre y se desmayó.

La señora Neal miró a la pequeña niña que estaba desmayada frente a ella. “Rue, no me culpes por hacer esto. Siempre y cuando estés aquí, tu padre no estará dispuesto a tener un bebé con la tía Sydney. Piensa que estás ayudando a la tía Sydney. Recordaremos lo que has hecho por nosotras”.

El coche se adentró en un estrecho callejón y se detuvo frente a una casa modesta.

La señora Neal cargó a Rue, la cual se había desmayado, fuera del coche a toda prisa y entró en la pequeña casa.

“Esta es la niña. Llévensela”, le dijo ella a los dos traficantes de personas que estaban dentro de la casa.

Los traficantes de personas miraron a la pequeña niña que tenían delante de forma evaluativa. Sus ojos brillaron. “Esta niña tiene una piel tan suave y delicada. Además, tiene muy buen aspecto. ¿Está segura de que quiere vendérnosla?”.