Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 258

Sharon se sorprendió y miró a la gerente con incredulidad. “¿Acaba de decir que... estoy despedida?”.

Es cierto que no venía a trabajar desde hacía algún tiempo, pero ella pidió permiso para ausentarse. Además, no fue a trabajar porque resultó herida en un accidente automovilístico. Eugene fue quien aprobó el permiso.

No podían considerar esto como ausentismo y despedirla.

“¿Por qué? ¿Qué hice mal?”.

“Acabo de recibir el aviso del superior. ¿No sabes lo que has hecho?”, dijo la gerente con impaciencia.

Sharon se confundió aún más mientras escuchaba. ¿Qué superior la despidió? ¿Ella ofendió a alguien?

“¿Puede ser más clara en esto? De verdad no lo sé”.

La gerente probablemente vio que Sharon había estado trabajando bastante duro y se lesionó en el trabajo la última vez, por lo que se calmó y dijo: “Es un aviso de la oficina del presidente. Solo soy responsable de la ejecución”.

Sharon estaba asombrada. “Eugene... ¿Presidente Eugene?”.

¿Eugene la despidió? Imposible. ¡No es posible!

Él le ofreció trabajar allí, así que no la despediría sin ningún motivo. Él no era ese tipo de persona.

“Iré a preguntarle”. Sharon se levantó de repente y quiso ir a la oficina del presidente.

“No tienes que hacerlo”. La gerente la detuvo.

Ella se dio la vuelta con confusión. La gerente continuó: “El presidente Eugene no está aquí, ahora la persona a cargo de nuestra rama es el presidente Jim”.

“¿Quién?”. Sharon no escuchó con claridad.

“El tercer hermano del presidente Eugene, Jim. ¿No lo sabes?”. La gerente la miró con enojo.

Sharon estaba completamente sorprendida. ¿Cómo sabría cuántos hermanos tenía Eugene?

El rostro con expresión fría de Simon apareció de repente en la cabeza de Sharon. ¿Acaso él le hizo eso a la Corporación Newton…?

Así que el problema con su despido no fue porque ella había ofendido a Jim, ¡sino el comportamiento horrible de alguien!

Sin embargo, ¿no eran Simon y los Newton rivales en el mundo empresarial? ¿Jim escucharía a Simon y la despediría?

El cerebro de Sharon estaba hecho un lío. Siguió sintiendo que este no era el final. ¿Simon iba a luchar contra Eugene en el mundo de los negocios?

Ella no pudo evitar marcar el número de Simon, a pesar de que nadie contestaba el teléfono las primeras veces que llamó.

El tono de llamada sonó y se detuvo. Cuando pensó que el hombre no contestaría el teléfono, se escuchó una voz baja y clara. “¿Qué pasa?”. ¡Qué voz tan fría y familiar!

Tal vez fue porque no había escuchado la voz del hombre en unos días que Sharon quedó deslumbrada y pasmada brevemente.

El hombre no la escuchó responder, así que dijo con frialdad: “¿Por qué me llamas si no pasa nada?”.