Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 383

"¿Hola? ¿Es la señorita Jeans? Soy el asistente del presidente Zachary. El presidente Zachary está borracho en este momento, ¿podría hacer un viaje hasta aquí para llevarlo de vuelta a casa? Le enviaré la dirección en un momento".

Sharon frunció el ceño. "Tú eres su asistente, ¿por qué no puedes llevarlo a casa?".

"Yo... hay un asunto urgente que surgió en mi casa. No hay nadie cerca y solo puedo contar con usted". El asistente colgó inmediatamente la llamada después de decir esto.

Sharon escuchó el sonido de la llamada que estaba en una línea ocupada. Esto le hizo sentir curiosidad. '¿Cómo puede suceder esto? Aunque no haya nadie más cerca de Simon, no debería ser yo quien deba ir a buscarlo, ¿verdad?’.

El celular de ella sonó, indicando que había recibido un mensaje. ¡Ese asistente realmente le había enviado la dirección!

Se trataba del punto más alto de la ciudad del entretenimiento, donde a todos los ricos les encantaba emborracharse.

'Él fue allí a divertirse e incluso se emborrachó, y al final, ¿soy yo quien tiene que ir a servirle? ¡Esto es demasiado!'.

En el fondo ella se sentía muy reacia, pero al final, agarró las llaves de su coche y condujo hasta el lugar.

Según la dirección del mensaje, Sharon consiguió encontrar la habitación en la que estaba Simon. En el momento en que ella abrió la puerta, notó que la iluminación de la habitación era muy tenue y la música estaba muy alta. El olor a alcohol le llegó a la nariz. ‘¿Cuánto bebió?’.

Ella entró y vio que había otras personas que seguían bebiendo. Algunos hombres tenían chicas sexis a su alrededor. La mesa estaba llena de botellas de vino abiertas. ‘No me extraña que el olor a alcohol sea tan fuerte’.

"¿Simón?". Ella miró a los alrededores y solo entonces logró distinguir la silueta de él en un rincón oscuro.

Él estaba solo y recostado en el sofá. No había ninguna mujer a su lado. Él tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido, y tenía la mano apoyada en las cejas. Parecía que estaba muy borracho.

Ella se acercó y dijo sin piedad: "Oye, ¿cómo te sientes?".

Simon no se movió ni un centímetro y no mostró ninguna reacción. Ella se inclinó y bajó la cabeza para acercarse más frente a él. Ella le dio unos golpecitos en la cara. "Despierta”.

Los ojos largos de Simon se abrieron lentamente. Sus ojos, que ya eran profundos, parecían aún más profundos en ese momento. En el momento en que él la vio, ella inmediatamente respiró hondo en silencio. Ella sintió como si su alma fuera succionada por él.