Todo por mi Hija romance Capítulo 265

Irene no creía ni tantito que él fuera tan buena gente.

Sin decir una sola palabra, se dio la vuelta y se marchó.

Enrique terminó de podar las plantas y caminó tras ella.

Irene se sentó en el sillón a platicar con la abuelita, quien le tomó la mano y comenzó a preguntarle de todo.

Hacía mucho que no se veían, así que el ambiente estaba animado.

Ruth Monroy, sentada al lado, traía el celular en la mano y dejó escapar un bufido.

—Abuelita, cualquiera pensaría que Irene es tu nieta de verdad.

La anciana la miró de reojo.

—Irene es mi nieta, ni lo dudes.

Ruth insistió, con una ceja alzada:

—A ver si no se nos arma el chisme por ahí; si ella es tu nieta, ¿entonces Enrique qué es?

En ese momento, Enrique atravesó la puerta y dejó las tijeras de podar sobre la mesa.

—Soy el esposo de tu nieta —soltó.

Con esa frase, a la abuelita se le iluminó el rostro y no pudo evitar sonreír satisfecha.

—Mira nada más, al menos tienes tantita idea de cómo van las cosas —bromeó la abuelita, mirándolo con cariño.

Irene solo bajó la mirada y esbozó una leve sonrisa.

No le dio mayor importancia al comentario, ni tampoco a las palabras del hombre.

Sabía que, con tal de complacer a la abuelita, Enrique era capaz de decir cualquier cosa.

Ruth apenas abrió la boca, pero al final soltó una risa desdeñosa.

—Así lo consienten...

Que sigan fingiendo.

Ya veríamos cuánto les duraba ese teatro de pareja perfecta.

...

—¡Mamá! —Rodri bajó las escaleras dando saltos. Al ver a Irene, la llamó animado.

Irene apenas sonrió, pero no le respondió.

Enrique le lanzó una mirada a Irene, una de esas que decían mucho sin decir nada.

No tardó en apartar la vista.

El niño, al no obtener respuesta, ni se inmutó; siguió metido en sus juguetes.

Lo tenían bien entrenado: en privado le decía mamá a Camelia, pero en público todavía le decía mamá a Irene.

La fachada seguía intacta, como si nada.

...