Entrar Via

Todo por mi Hija romance Capítulo 266

Apenas terminó de hablar, se dio la vuelta y arrancó el carro para irse sin mirar atrás.

—Tu esposa sí que se da su taco, ¿eh? ¿Y esa actitud contigo qué? —La voz de Ruth llegó desde atrás, cargada de un desdén que calaba.

Enrique se giró y le lanzó una mirada serena, sin mostrar ni un ápice de emoción.

Ruth tampoco tenía intención de quedarse esa noche en la casa. Iba saliendo cuando se topó con esa escena. Mientras bajaba la mirada para admirar el diseño de sus uñas recién hechas, soltó sin rodeos:

—No me sorprende que te haya dado por fijarte en otra mujer.

Levantó la vista, clavando los ojos en Enrique con una sonrisa que no llegaba a ser amable.

—Irene cambió radicalmente contigo y con nosotros, ¿no? ¿No será que ya te está poniendo los cuernos desde hace rato?

Antes, Irene parecía vivir solo para Enrique; le obedecía en todo y lo miraba como si fuera el centro de su universo. Todo eso, la familia Monroy lo había presenciado sin perderse detalle.

Pero ahora, la cosa había dado un giro total.

Nadie cambia así porque sí.

Ruth no creía posible que Enrique no notara lo distante que se había vuelto Irene.

La manera en que convivían en estos días era la de dos completos desconocidos.

Enrique entrecerró los ojos, con una sombra oscura en la mirada. Ladeó la cabeza, se rio apenas y le contestó:

—¿No tendrás demasiado tiempo libre?

—Bah. —Ruth avanzó hacia su carro—. Yo no tengo tiempo para estar metiéndome en tus dramas familiares.

—Solo procura no arrastrar el nombre del Grupo Monroy por el suelo.

En el momento de abrir la puerta del carro, Ruth volvió el rostro y miró fijo a Enrique.

—Solo te lo advierto: papá siempre ha sido un funcionario honesto, cuida mucho su reputación. No vayas a echarlo todo a perder con tus escándalos.

...

AeroSat Innovación acababa de perder dos aliados estratégicos, ambos seducidos por MacroDigital Solutions. Los procesos de producción estaban completamente atorados.

Cuando Amelia Domínguez se enteró, azotó los papeles que tenía en la mano sobre el escritorio.

—¡Chingada madre! ¿Y esa tipa quién se cree?

Todo lo que tenía que ver con Irene, Amelia lo quería pisotear. Era como si se hubiera obsesionado con arruinarle la vida.

Después de una serie de llamadas, Irene y su equipo lograron agendar una cita para el día siguiente con una empresa del centro del país. Tenían que discutir detalles para un posible acuerdo.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Todo por mi Hija