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Un chico especial (COMPLETO) (BL) romance Capítulo 9

Ya perdí la cuenta de las veces que me corrí junto a las veces que él lo hizo sobre mi cuerpo, pero fueron varias, mi cuerpo se sentía exhausto como aquella madrugada en donde lo hicimos por primera vez, la única diferencia es que hoy no estoy ebrio, hoy pude sentir calor hasta con el más mínimo roce de sus manos, estoy cansado, mi respiración es acelerada, puedo escuchar su fuerte respiración chocando en mi cuello tras él estar detrás de mí mientras yo estoy boca abajo.

Mi corazón late con fuerza, puedo sentir el suyo también, nuestros cuerpos están sudados, me siento cansado, pero quisiera darme un baño antes de irme, él se quitó de encima antes de caminar hasta la pared donde se encontraba situado otro aparato similar al de la puerta, la única diferencia es que este era como un citófono para llamar a alguien que aparentemente limpiaría este desastre.

Cuando escuché que en cosa de segundos llamaron a la puerta me senté rápidamente en la cama para seguido taparme con las sábanas grises, él dejó entrar a esa persona sin sentir pudor de estar desnudo, eran dos chicas que aparentaban ser menores que nosotros, no pude evitar ponerme rojo de la vergüenza cuando vi que fijaban sus ojos en mí.

–Bienvenido, yo soy Lily y ella es mi compañera Elena, puede llamarnos si desea algo.

–¿No son humanas? –pregunté tras ellas girar su cabeza de forma casi robótica.

–No– me respondió de forma divertida– limpiad este desastre, nosotros nos daremos un baño.

–Sí, amo– me levanté de la cama un poco avergonzado tras la que se llamaba Lily, seguirme con la mirada con una sonrisa amigable.

Las dos robots eran casi humanas, además eran muy parecidas. Ambas tenían un color de piel blanquecino, además de unos ojos celestes bastante claros. La diferencia más notoria es que una es de cabello corto y de color rosa, mientras que la otra, tiene el cabello largo y de color ¿morado? No lo sé, no soy bueno con los colores, sin embargo, la de cabello largo es Elena y la de cabello corto es Lily.

–¿Cuál quieres? ¿Tina o ducha? –me preguntó cuándo estábamos dentro del baño.

–¿Cuál prefieres? –le pregunté para decidir una de las opciones.

–Tina– me respondió.

–Entonces quiero la ducha– le respondí encaminándome a ella mientras él sonreía de manera juguetona.

Su ducha también era grande, además el agua caía sobre mi cuerpo de una forma abundante logrando que me sintiera cómodo a pesar de tener su vista en mi cuerpo, sin embargo, cuando se empañó el vidrió de la ducha me sentí más relajado, el vapor cubría la mayor parte de mi cuerpo así que me duché cómodamente, claro que cuando caí en cuenta de que todo lo que estaba tocando no era mío me asomé para preguntarle si podía usar su Shampoo que también parecía ser muy costoso, él simplemente carcajeó diciéndome que podía tomar lo que quisiera, así que me lavé el cabello con su shampoo sintiéndome raro, mi cuerpo ahora tenía su perfume, mi cabello y hasta la punta de mis pies olía a él, esto era muy raro.

Cuando terminé caminé de regreso al dormitorio en busca de mi ropa, no obstante, no la encontré, busqué por todos lados, "no pienso irme desnudo" pensé mientras buscaba, entonces Elena apareció en la habitación con una sonrisa dulce, yo me sentía nervioso de tenerla delante, parecía un personaje de anime, pero tenía un color de piel muy humano, no obstante, no lo era. Le pregunté por mi ropa a lo que ella dijo que se estaba lavando, dentro de dos horas estaría lista para que pudiera usarla, de todas formas, ella se encargaría de secarla y plancharla.

Yo quería morirme ¿estoy obligado a pasar aquí dos horas? ¿Qué haré dentro de dos horas? El tiempo pasa volando cuando tienes sexo, pero en este caso no quiero continuar, estoy cansado, mi cuerpo no da más de sí, además será muy incómodo quedarme al lado de alguien que me ha follado tantas veces.

Por otro lado, para que no estuviera desnudo por la casa del jefe de mi jefe, este me entregó una de sus camisas que obviamente me quedaba muy grande, no obstante, no lo hacía por apiadarse de mí, simplemente lo hacía porque según él me veía sexy, también me entregó una provocativa ropa interior que estaba nueva, incluso tenía la etiqueta, me daba miedo preguntar por qué tenía tal tela entre sus prendas, así que me quedé callado y simplemente me la puse sintiendo lo molesto que es llevar una tela que se pasa entre tus nalgas, no obstante, por delante todo quedó bien situado, así que lo agradecí de cierta forma.

Sus ojos me miraban con descaro, sus labios mantenían una sonrisa de oreja a oreja cuando me observaba, así que traté de evitar su mirada mientras me mantenía sentado en su cama sin saber qué hacer, dos horas es mucho tiempo, por otro lado, aunque no quiera admitirlo, su cuerpo es sexy, me gusta su cuerpo, sus músculos, su abdomen bien formado, la "v" que se forma en su pelvis, es muy atractivo y de cierta forma me sube la autoestima pensar en que tal Dios me ha tocado en tantos lugares que prácticamente conoce cada rincón de mi cuerpo.

–Ya veo...– respondí bajando la cabeza pasando a la sección de niñas– estos sí los reconozco.

–¿En serio? Pero son de niñas... –se acercó a mí–.

–El último juguete que me obsequió mi padre fue ese auto, eso a mis nueve años, justo un par de meses antes de que mis padres se separaran– le fui diciendo por lo que me miró con arrepentimiento por haber preguntado–a mis diez mi madre se suicidó y dentro de ese mismo año conocí a su amante junto a su hijastra quien se llevó todo lo que antes mi padre me daba, eso incluye los juguetes.

–Ya entiendo...– habló un poco incómodo– pero ¿y qué hay de los cumpleaños? Estos sí te los celebraba ¿no? De todas formas, mi padre creó una norma dentro de la empresa, todos los hijos de sus trabajadores tenían una fiesta de cumpleaños pagada por la empresa, pero sólo los hijos legítimos– lo miré a los ojos, él parecía tener esperanzas de oír que mi infancia no fue tan mala, sin embargo, mi último cumpleaños celebrado fue cuando cumplí nueve. Me da cierta tristeza pensar en que mi padre usó todo aquello que le daba la empresa para aquella mocosa que no es su hija.

–No, otra vez debo decir que no, pero su hijastra por otro lado...– fui diciendo por lo que frunció el ceño un poco molesto.

–¿Y qué hay de ti? Eres su hijo de sangre, su único hijo legítimo según lo que tengo entendido– me encogí de hombros soltando un suspiro cansado.

–Sí, pero soy algo así como un error– me miró con cierta lástima– ya me acostumbré así que...– suspiré– ¿no íbamos a cenar? Tengo hambre.

Me alejé queriendo acercarme a una de sus chicas robot para preguntarle por mi ropa, pero él me abrazó por la espalda logrando que sintiera enormes ganas de llorar, no obstante, no lloré, simplemente me quedé de pie sintiéndome protegido, creí que nada malo me pasaría si él me abrazaba, no obstante, tarde o temprano él se irá así que no debo dejar que me toque de esta forma, no cuando estoy tan débil por culpa de los recuerdos que oprimen a mi corazón. Kim no llores, no es el mejor momento para hacerlo.

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