—Así es... seguramente lo va a hablar contigo. Lo escuché en llamadas con otros alfas… y tú sabes que tarde o temprano encontrará unas cuantas candidatas— decía él angustiado.
Mi padre ya había hablado de esto antes e inclusive yo había aceptado alguna negociación para conseguir alguna chica Beta, o la hija de un Alfa. Alguien que me diera poder, me acompañara y me diera un heredero. No, no… tenía que detener esto.
Tenía que decidir, y no quería hacerlo. Me sentía de manos atadas.
—Cualquiera que ande con humanos tiene que considerarse un traidor a nuestra especie— lo escuchaba decir a Marco reunido con el resto de los alfas que lo habían apoyado.
—Los humanos son solo unas pobres criaturas, ¿quién andarían con ellos?— decía otro.
—¡Quienes estén con los humanos sin duda tienen que estar involucrado con los rouges!— clamaba un alfa.
—Sin duda hay que tenerlos en una lista negra. Se debe ser de la peor clase para apoyar a una especie que no es la tuya... — mencionaba otro y Marco sonreía. Me miraba de reojo, mientras yo me controlaba cerrando mis puños.
—David no le quites un ojo de encima Marco... estoy seguro de que es él quien ha estado espiándome... no sé cómo pero… está involucrado con los rogues... tampoco tengo pruebas. Pero estoy casi seguro de que él sabe sobre Tatiana... — digo al borde del pánico.
—Lo perseguiré de día y noche, conseguiré guerreros de los más fieles. No te decepcionaré Sebastián— decía él alterado.
—Tengo que ir a verla... — dije y salí de ahí.
En vez de irme directamente al restaurante, hice varias paradas por si acaso me seguían. Y luego rápidamente me metí en el restaurante por la puerta trasera.
En todo el camino no dejaba de pensar que ella había dicho que eran de Razzio los del ataque hace ya tantos años... y nadie le creyó, yo no la creí.
Una simple chica humana nos había dado la información que necesitábamos. Si tan solo lo hubiésemos creído antes, tantas cosas se podrían haber evitado.
Ubicarla era lo más fácil del mundo, puesto que Connor parecía tener una brújula que me guiaba directamente a ella. Afortunadamente, la encontré en lo que parece ser un pequeño depósito de alimentos dentro de restaurante, sola. Fui tan rápido y tan silencioso que cuando ella me vio casi salta el susto.
—¡Demonios Sebastián! ¿Qué haces aquí?— ella luce cansada y agotada y yo voy directamente a abrazarla aun cuando ella hace todo para separarse de mí.
—Tatiana… tienes que volver a casa… el pueblo es peligroso.. los alfas… por favor ven conmigo— le digo casi rogando.
—Por supuesto que no… tengo que trabajar, es mi turno…— dice terca.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...