Una curvy para el Alfa romance Capítulo 56

Tatiana

Fue más que eso… mucho más.

Por supuesto que él significaba para mí... algo que no sabía explicar. Yo siempre me había sentido atraída por él, lo admiraba, hasta que llegó ese terrible día.

Y me había dolido mucho que me dejara ayer, yo había pensado ingenuamente que las cosas iban a cambiar, pero parecían ser exactamente iguales: yo era rechazada y dejada de lado. Y mi corazón no estaba dispuesto a seguir sufriendo tanto.

Me había pasado ese día triste y decepcionada, pensando en que no debí... no debí haberlo dejado entrar en mi vida y mucho menos acostarme con él. Debí controlarme y mantenerme al margen, había jurado alejarme de los hombres lobos y sus asuntos.

Me prometí no volver a caer como la tonta humana. ¡Qué cliché! La pobre chica que no atrae ni las moscas… enamorada del super alfa, hermoso y todopoderoso. Solo que en este cuento entra alguien que nadie vio venir.

El destino. Por alguna razón que nadie entiende, en destino llegó y nos golpeó a ambos. Yo una humana con un hombre lobo que profesa desearme… y él, bueno. Un alfa estancado con una humana.

Pero ahora parecía al revés, yo estaba triste porque él me dejara… cuando él se fue muy contento a ver sus asuntos, seguramente de la manada. Se supone que el vínculo le afecta más a él que a mí, mejor dicho… a mí me debería afectar poco o nada. Pero la que estaba aquí llorando era yo ¿No?

¿Él llorando y sufriendo por mí? Lo dudo honestamente. El vino se acostó conmigo, su lobo debe habérselo rogado y se fue a la mañana siguiente como alma que lleva el diablo.

Pero dije, basta de estar deprimida y sintiendo lástima de mí misma. Me levanté para alimentar a los lobos que venían del bosque, no solamente ellos, sino animales pequeños, conejos, ardillas, cada vez venía más. No sé por qué venían… pero me encantaba.

Y aquí estaba en mi turno de la noche, odiándolo y a la vez, deseando verlo de nuevo cuando él me sorprendió en este pequeño depósito. Y aun cuando había renegado de lo que hicimos, y de haberme prometido por milésima vez dejarlo de lado... había caído de nuevo en sus garras.

—¿Sería el vínculo? ¿Una humana podría sentir un vínculo así? —

Porque yo era incapaz siquiera de decirle que no significaba nada, no podía mentir, mi boca no podía pronunciar esas palabras. Y peor aún... estaba completamente enredada en su cuerpo y pidiendo más y más.

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