Una curvy para el Alfa romance Capítulo 148

Tatiana

—¡Tenemos que perderlos de vista!— gritaba Henry.

—¡Tras ellos! ¡Se la llevan a ella! ¡Síganlos!— escuchaba voces fuertes que poco a poco se iban perdiendo, hasta que solo quedaran los sonidos del bosque.

Yo sentía la adrenalina golpeando mis venas, había pasado las peores horas, tenía miedo, incertidumbre y un profundo dolor de separarme de mi mate. La última imagen que tuve de él, me rompía el corazón, no quería ni recordarla.

—¡Por favor detente! ¡No puedo más! ¡Soy solo una humana demonios!— grito desesperada.

Había ya perdido la cuenta de cuánto tiempo habíamos estado corriendo. Salimos del territorio hace ya un buen tiempo, pasado por riachuelos y colinas, todo por despistar nuestro olor.

Mi hermano me había cargado por un buen tiempo, pasando a toda velocidad. Henry cada vez estaba más inmenso y yo parecía un juguete a su lado.

Luego había corrido yo misma, con las piernas adoloridas, intentando seguir este ritmo salvaje. Y con mi grito parecía que él volvía a pensar como humano y no como lobo huyendo.

—¿Estás bien?— le pregunto viendo que tiene algunos rasguños, y heridas.

—Estoy bien Tati... realmente me preocupas tú— dice él.

—¿Qué ha sucedido?— pregunto y me explica absolutamente todo. El plan inicial, utilizar a Martín como cebo, Noemí, Antonio. Con razón Noemí estaba tan extraña, pobre Martín.

Yo le cuento de Janet, Catalina, el atentado en la casa. Dos partes de una historia tan cruel como terrorífica. Todas las personas que amo están en peligro, heridas... o no sé de sus destinos.

—Quisiera volver y matarlos ahí mismo— dice cargado de odio.

—Tenemos que volver Henry… no podemos dejarlos…— digo angustiada.

—Solo podemos hacer lo que nos dijo nuestro Alfa… su último pedido— dice Henry.

—Pero…— digo.

—Sé que quieres volver con él Tati... y que te preocupa Marina, a mí también. Pero sería un suicidio. Teníamos un plan y nos han golpeado de muerte. Sebastián no tiene el poder actualmente, está muy herido y no puede protegerte, por eso nos dio el comando y tenemos que obedecer— dice Henry.

—Necesito que descanses y estés mejor... él siempre dijo que había un punto de auxilio, y donde nos reencontraríamos si algo pasaba— agrega ayudándome a caminar, a mí la idea de que pueda verlo de nuevo me entusiasma.

No me sorprendo del todo cuando nos aproximamos ya en la mañana a la casa del árbol. Y cuando casi llegamos, escuchamos un ruido.

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