Una curvy para el Alfa romance Capítulo 153

—Si no quieres estar con Marco, tienes que huir, pero no traigas más problemas— le digo cuando está por irse. Veo la bolsa de medicina esperando poder soltarme y curarme.

—Ahh...y Janet, quiero que lo sepas, Tatiana no cayó en tu trampa... ella sabe que no podría serle infiel. La hiciste sufrir, y te agradezco que me ayudes en este momento, pero desde ya te digo que no voy a perdonar esto tan fácilmente— le digo y ella me mira con odio y se va.

Esa tarde me sacan al patio, prácticamente a rastras, yo me dejo llevar y me encuentro con que mi padre está afuera, junto a otros guerreros de Antonio. Me deja ahí arrodillado y atado de manos, las cuerdas tienen wolfsbane y me arden rompiendo mi piel.

—No sé cómo lo has hecho, pero... nuestros prisioneros se han salido de la mazmorra, varios guerreros han huido, y cada vez más de la gente de la manada se ha escapado. Y para colmo no tenemos ningún rastro de tu gorda humana— dice él y yo rujo, e inmediatamente él me da una bofetada que me lanza al suelo.

Han huido, son libres, debo tener ayuda afuera o al menos no corren peligro.

Jamás me imaginé a mi padre tan hostil. Nunca fue cariñoso y era exageradamente estricto. Mi error fue siempre pensar que aunque él era duro y cruel con los demás... nunca lo iba a ser conmigo.

—¡Déjalo! ¡No lo toques!— escucho a mi madre gritar a lo lejos. Por ella intento mantenerme fuerte y no gritar y hacer como que no me duele lo que él me hace.

Pienso en los labios de Tatiana, el tono de su voz, e inclusive en lo celoso que me siento cada vez que hay alguien más cerca de ella.

—Me vas a decir ahora mismo dónde está ella... tienes que haberla ayudado o tener una idea dónde puede estar. Ya encontramos tu casita del árbol con su olor… está destruida. ¿A dónde se fueron? ¡Dímelo ya!— dice él.

Llegaron a la casa bien, espero que hayan descansado, tomado provisiones y siguieron huyendo. Por la diosa, que sea así.

—No lo sé y si lo supiera, jamás te lo diría— le digo y recibo otro golpe que va directo a la nariz, y yo intento colocarme de rodillas de nuevo mientras veo cómo gotea sangre de mi cara.

—¡Mocoso imbécil! ¡No ves que estamos en peligro de extinguirnos! ¡No va a existir Medianoche si los Razzio no tiene lo que desea! ¡Quieren acabar con esa humana y que tú te cases con la hermana de Marco! ¡Si no, van a destruirnos!—

—Ellos van a destruirnos de todas maneras... y yo jamás estaré con esa mujer— digo y ahora recibo un golpe en mi estómago que me deja sin aire, y me quedo acostado un rato en el césped intentando recuperar el aliento.

Imagino a mi mate tarareando la canción de La bella y la bestia, la suavidad de la punta de sus dedos y la forma en que pronuncia mi nombre.

Capítulo 0153 1

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