Una curvy para el Alfa romance Capítulo 16

Sebastián

Me sentía desgarrado, con el corazón hecho pedazos, y cuando ya amanecía volvía exhausto y desnudo al hotel y al día siguiente prácticamente no pude moverme. David me cuidaba como podía, pero ambos sabíamos que el corazón roto de un alfa, era mortal.

Yo me había provocado esto a mí mismo. La diosa luna estaba dándome una lección, era la única explicación. Ese día no fui a las reuniones y no supe de mi lobo por horas cuando volvió fue simplemente para recriminarme.

—Tenemos que hablar con mate. Ella entenderá….—

—Es imposible— decía yo.

—Mate es inteligente y hermosa… ella…—

—Ella nos odia, Connor—

—Ella te odia a ti… ¡Idiota! ¡Ella me amaría si me conociera!— decía gritando en mi cabeza luego de volver a aullar.

—Si no le dices a ella que es tu mate... no le vas a dar la oportunidad de que ella descubra sus propios sentimientos. Sé que quizás ahora no es tu mayor fan, pero todo podría cambiar si le dijeras la realidad de las cosas— me decía David apoyando a Connor. Genial, ahora ambos estaban alineados.

Yo no podía comer, ni dormir, ni de casualidad respirar. Lo único que hacía era recordar todo lo que ella me había dicho, todas las verdades dolorosas que ahora yo no podía cambiar, porque si pudiera haber viajado en el tiempo y hacerlo lo hubiese hecho sin dudarlo.

Y cuando David llegó para contarme sobre lo que se habló en las reuniones, vino con malas noticias.

—Marco propuso el tema de los humanos y tomar sus territorios y debo decir que ha convencido al Concilio— decía y eso era lo suficiente para hacerme levantarme. Si los humanos eran afectados, por supuesto, también mi Tatiana.

—No puede ser, tiene que haber algo que podamos hacer— decía yo mientras mi beta se veía complacido de que yo hubiese reaccionado y vuelto la vida.

—Tenemos que convencer a los otros alfas... y no sé cómo, pero de alguna manera alertar a los humanos sin decir nuestro secreto— decía yo y todo eso era mucho más complicado de lo que parecía.

Seguía sintiendo un hueco terrible en mi pecho, pero me esforcé y me reuní con algunos de los alfas que también estaban preocupados.

—No lo parece pero… los humanos, aún cuando puedan parecer débiles, mantienen el equilibrio de la naturaleza, sin contar que también mantienen la armonía entre las manadas. Si no fuera por ello estuviéramos todos matándonos— decía alfa Xavier y yo estaba de acuerdo.

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