Una curvy para el Alfa romance Capítulo 179

—Ustedes tienen sus mates, y él los está manipulando con eso. Los trata como sus esclavos, sus mascotas— digo y ellos se agitan, gruñen y aúllan.

—Conocí a Joanna y a sus compañeros rogues…muchos están de nuestro lado porque nuestro enemigo es el mismo. Aquel que no nos deja estar con nuestros mates— le digo y veo que la ira en ellos aumenta, y aunque no es la mejor reacción, entiendo que ellos comprenden lo que estoy diciendo. Hay uno que empieza a dar pasos hacia mí.

El lobo gruñe y veo sus ojos rojos y su pelaje con cicatrices y áreas casi en carne viva. Esta criatura ha pasado por terrores, pareciera que él espera que yo me aleje o me mueva por miedo o por desprecio, pero no lo hago, me acerco a él.

—Yo sé que todos piensan que los rogues son malos, pero desde hace algún tiempo, yo sé que eso no es así— le digo. No sé como, pero es como si nos entendiéramos.

—Sé que ustedes sufren como todos y que no son muy diferentes del resto de los hombres lobos. Me pasaba igual, como soy humana me trataban mal, sé lo que se siente— el lobo no se mueve más y pareciera que se queda escuchándome.

—Han perdido a varios compañeros y mates, ¿cierto?— él suelta un suspiro.

—Mi manada me ha odiado por mucho tiempo, y cuando conocí a mi mate, él... realmente no me quería. Pero este también es mi hogar, y hay gente buena que no quiero que sufra. Y al final acepté a mi mate... porque quería sentir ese amor tan especial—

Yo levanto mi mano para acariciar al rogue. Al inicio desconfía, pero luego, deja que lo toque, y escucho murmullos de sorpresa detrás de mí.

—Lo que dice la Luna es verdad... es una luna humana, pero nos conoce muy bien y nos ha ayudado muchísimo. Ustedes sufren y mientras Marco viva…estaremos acabados— dice Noemí.

Cuando me voy a acercar a quitarle el collar, escucho un alboroto.

—¡Bastardo!— grita Martín y veo que le ha hecho una descarga a Henry con su pistola. Mi hermano está en el suelo temblando y yo grito.

—¿Cómo te atreves pedazo de porquería?— dice Noemí rodeándolo.

—¡Esos malditos animales! ¡Se supone que deberían estar ayudándonos! ¡Hagan lo que tienen que hacer como las mascotas que son!— grita Andrés y los lobos muestran sus dientes y sus rojos brillan con odio.

Y el tonto de Andrés no debe haberse dado cuenta de lo que ha hecho, pues en segundos los rogues se habían lanzado contra él, lo mordían y rasgaban su piel mientras lo escuchaba gritar.

—¡Ayuda! ¡Quítenme a estos animales de encima! ¡Me arrepiento de lo que dije! ¡Tatiana! ¡Tatiana!— gritaba mientras los lobos iban mordiéndolo pedazos a pedazos.

Yo me tapaba los ojos y lo último que escuchaba era como me llamaba mientras Noemí me abrazaba. Cuando no escuché nada más ni siquiera volteé, pero vi a los lobos llenos de sangre. Andrés había muerto, producto de su odio.

—Tenemos que irnos Tati…— decía Noemí ayudando a Henry a pararse.