Una curvy para el Alfa romance Capítulo 185

Guerreros y rogues me mostraban su disposición, no había ninguna duda de que darían su vida por la manada, por nuestra gente, por nuestra libertad.

—Alfa... nosotros también podemos ayudar, podemos ir a la batalla, no dejaremos que la manada caiga— me decían los omegas.

—Lo sé y agradezco, pero…—

—Todos estamos en peligro, déjenos participar— me decían y yo asentía.

—¡Nosotros también alfa! No nos queremos quedar detrás— decía Gaby y los humanos. Estaban en sus autos y bien armados. No tenían miedo. Porque el miedo peor era Marcos, no íbamos a tener vida con él.

—Víctor y tu equipo… rastreen el movimiento de Marco, vayan con cuidado— daba yo órdenes.

—Alfa.. sabe que me encantaría estar en la batalla… pero creo que tenemos una pista sobre la mate de Marco…— decía Noemí.

—Entonces vayan inmediatamente…—

—Que la diosa nos dé la victoria — me decían y los veía irse corriendo de la mano.

—Alfa… hay movimiento en la frontera norte— decía Víctor que venía corriendo.

—Ella está allá... puedo sentirla y esta vez es de verdad… siento su poder— me dice Connor.

—Tiene lógica, en esa zona podría recibir a sus aliados más fácilmente, nosotros estuvimos cerca de ahí y fue que nos atacaron los vampiros, nos querían alejar de ahí— me dice Xavier.

Cuando volteo a ver a toda mi gente, no puedo dejar de sentirme orgulloso. Un grupo de hombres y mujeres que con valentía y aguerridos.

—Yo no podría pedir mejores lobos, ni tampoco mejores aliados... mis amigos— me dirigía a mi muy variado ejército.

—El destino nos trajo hasta aquí, y tenemos que enfrentar esto, estemos o no preparados. Nuestras formas de vida están en peligro, y con ello todo lo que amamos. Yo sé que todos daremos lo mejor de nosotros, y que la diosa luna nos acompaña, puesto que no nos motiva el miedo, ni la venganza y tampoco la soberbia. Si no la sobrevivencia, la justicia y la familia. ¡Podremos contra ellos!— grito y veo a todos animados.

—¡Ya no tienes a tu padre quien te proteja! ¡Ven y enfréntate a mí como un hombre! ¡Pelea contra mí uno a uno, si es que te atreves! ¡Sal de tu madriguera y peleemos como lobos! ¡Muéstrale a tu gente que eres un verdadero alfa!— le digo firme.

Por supuesto que no quería ninguna tregua ni dejar en paz la situación. Quería vencerlo, matarlo, verlo morir, poco a poco. Pero si había una oportunidad de que nadie más muriera de mi gente, la tomaría sin pensarlo dos veces.

Todo esto fue siempre su plan, y no lo vi venir. Mientras van caminando veo alfas conocidos, traidores con sus guerreros, hombres del Concilio a un costado. ¡Desgraciados!

Cuando veo a Marco salir de entre de ellos, con una expresión de satisfacción, como quien tiene todo absolutamente controlado.

—Sebastián... por fin vienes y… ¿Qué te puedo decir? Gracias por tu oferta, pero no gracias. No la voy a tomar. ¿Para qué tomarla cuando yo tengo una ventaja? Una excelente ventaja…— dice y me aterro cuando veo que toma alguien por el brazo. Está amordazada y amarrada, sufro de verla llorando, angustiada.

Mi amor, mi precioso amor, tiembla y está aterrada. Sus ojos se abren de par en par de verme y el mundo se detiene para mí.

—Tatiana…— digo quedándome sin aliento.