Tatiana
—¿De verdad todo ha terminado?— le pregunto mientras él me lleva cargando fuera de donde había sucedido la batalla. Dejamos atrás humo y fuego de los soldados borrando los vestigios de lo que sucedió hace poco.
—Ha terminado, te lo prometo mi mate…— dice Sebastián sujetándome con fuerza.
—¡Oh gracias a la diosa luna qué están bien! —aparece Luna Nancy corriendo a abrazarnos.
Yo siento que no tengo fuerzas, pero veo un gran movimiento en la manada. Hemos pasado por mucho, pero de igual forma todos están prestos a ayudar e intentar arreglar todos los daños.
—Hemos tenido pérdidas pero... Medianoche es nuestra de nuevo, y estamos vivos. Pero ahora necesito encontrar un lugar tranquilo y cómodo para que Tatiana descanse— dice luego de abrazar a su madre.
—¡Claro que sí! Por aquí... algunas casas están mejores que otras— dice ella señalando y él me lleva a una casa que se mantuvo en pie.
—Sebastián... yo debería estar ayudando— digo cuando en realidad casi se me están cerrando los ojos.
—Absolutamente no. Has pasado por mucho, viniste desde el pueblo, te enfrentaste a lobos, humanos, de todo. Tienes que descansar, ahora más que nunca— dice e inmediatamente me lleva a una cama donde me quedo dormida. Cuando me vuelvo a despertar, veo que él está preparando un baño.
—¿Sebas? —pregunto y él se ve sonriente, me viene a buscar y me carga de nuevo y luego empieza a quitarme los zapatos y la ropa.
—¿Qué haces?— pregunto un poco dormida cuando él me deja dentro de la bañera y yo suspiro de placer de sentir el agua caliente en mi piel.
—Cuidarte... eso es lo que hago. Lo que debía haber hecho siempre, cuidarte y consentirte como una reina— dice.
Siento como masaje a mis pies, se dedica a ver la herida en mi mano y a curarla, lavar mi pelo y limpiarme con mucha delicadeza. Mientras lo hace, va dejando pequeños besos en mis piernas, mis hombros y mi mejilla.
Por un simple momento se queda ahí, recostado cerca de mí, oliendo mi cuello y acariciando mi marca, como si no pudiera creer que está aquí conmigo, que superamos todo esto, juntos.
—Ya hablé con el doctor de la manada para que te vea mañana temprano antes de nuestra reunión con el rey. Aún no puedo creer que estés embarazada... —dice muy emocionado mientras coloca su mano en mi vientre.
—Yo tampoco lo puedo creer... claro que tampoco es que tuvimos mucho cuidado— digo.
—Hicimos muchos deliciosos intentos…— dice y nos reímos. Cuando pienso en decirle que podría entrar a la bañera conmigo, él se me adelanta
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Una curvy para el Alfa
La estoy matando, pero necesitamos los capítulos que siguen por favor...
Apasionante, mas capitulos!...
Me encanta...