Una curvy para el Alfa romance Capítulo 8

Tatiana

Se supone que cuando enfrentas tus miedos o cuando por fin cierras el ciclo de las peores experiencias de tu vida, deberías tener una especie de alivio. Se supone que uno debería sentirse bien, e inclusive empezar a sanar... o al menos eso era lo que yo pensaba.

Entonces, ¿por qué yo me sentía tan descorazonada? En vez de yo haber enfrentado mis miedos, pareciera como si los hubiera acrecentado.

Pero era obvio para mí que la realidad empezaba a manifestarse de una forma totalmente diferente. Yo había quedado prácticamente devastada luego de ese encuentro. Y la peor parte, si es posible… era no entender la razón de por qué me sentía así.

Mis chicos estaban muy preocupados por supuesto y tuve que hacer de tripas corazón como si nada hubiese sucedido para tratar de mejorar mi ánimo. Pero había momentos en el día en el que yo simplemente me quedaba pensando qué era lo que había sucedido, pero, por sobre todas las cosas… pensaba en cómo me había sentido yo con ese beso.

Que Sebastián me besara había sido una de las experiencias más fantásticas y asombrosas que había tenido en toda mi vida.

¿Justo tenía que ser él? ¿Justamente tenía que haberme besado de esa manera?

Todo mi cuerpo vibraba solo de recordar sus labios en los míos y sus manos en mi espalda, y por unos breves segundos… yo era otra persona, mi corazón se aceleraba y el mundo me parecía un lugar fantástico.

Pero por supuesto, cuando la realidad volvía de golpe era devastadora. El miedo que me produjo después sobrepasaba cualquier cosa.

Hice lo que pude y volví a trabajar con más pánico que nunca, temiendo encontrármelo en cualquier parte y francamente, deseando que él no tomara represalias. Él era un alfa después de todo, y no creía que él se fuera a quedar como si nada, mientras yo lo había echado de mi casa y lo había rechazado. Por más humana y poco atractiva para él que yo sea.

No entendía por qué tenía tanto interés en mí y no había visto que fuera así antes con las chicas, pero la gente puede cambiar y uno no se imagina cuánto.

—¿Estás bien Tati?— me preguntaba Mariela y yo prácticamente daba un brinco del susto.

—¡Evidentemente no… si pude ver que ibas a tener un infarto con solo saludarte! Sin contar que has estado bastante despistada todo el día... ¿Es por nuestros atractivos invitados? Puesto que ya les queda muy poco tiempo y vamos a volver a ser un pueblo aburrido donde Martin seguirá siendo el único galán. O al menos casi— preguntaba ella sospechando de mí. Ambas veíamos de reojo al mencionado galán.

El pobre Martin se encargaba de los tragos, y era obvio que se veía totalmente aburrido de la presencia de los alfas, ya que todas las chicas no dejaban de murmurar sobre el atractivo de nuestros invitados.

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