Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 220

El año en que nació su hija, después de la muerte de su esposa, Fernández pensó que podría aceptar la partida de su esposa y criar bien a su hija. Sin embargo, en estos más de veinte años, Fernández nunca había aceptado realmente la pérdida de su esposa. En lugar de acompañar a Rafaela mientras crecía, Fernández dedicó demasiado tiempo y esfuerzo a la empresa. Incluso, por el negocio que su esposa había construido, sacrificó la felicidad de Rafaela. Durante estos tres años, Fernández había sentido una profunda culpa.

Ese día era el cumpleaños de Rafaela y también el aniversario de la muerte de su esposa. Rafaela estaba a punto de cumplir seis años, y por su descuido, casi sufrió la pérdida de su hija. A sus cinco años, Rafaela había sido consentida y era caprichosa, pero entendía más que otros niños de su edad. Se había vestido como una pequeña princesa, con un hermoso vestido rojo y una corona, esperando pacientemente a que su papá volviera del trabajo para celebrar su cumpleaños.

"...Señorita, ya hablé con el señor por teléfono, dijo que tiene que quedarse en una reunión y no podrá venir a pasar el cumpleaños contigo."

"¡Mentiroso, gran mentiroso!" Rafaela saltó de la silla con enojo, tirando la corona de su cabeza. "Me prometiste que estarías aquí para mi cumpleaños, ¡eres un gran mentiroso!"

En ese momento, el reloj de medianoche ya había sonado, acababa de pasar la medianoche. Clara no pudo detenerla, y vio impotente cómo Rafaela, llena de tristeza, corría hacia afuera. Clara se apresuró a seguirla, pero Rafaela, que siempre había sido astuta, esperó escondida hasta que Clara se fue, y luego escapó por un agujero en la valla del patio trasero. Estaba decidida a encontrar a su papá.

"Tonto, ¿sigues ahí? No me hablas, está bien, pero si no me haces caso, empezaré a llorar." Rafaela decía que lloraría y así lo hacía, y cuando comenzaba, no paraba. Parecía que él estaba sentado al pie de la puerta, y después de un rato, Rafaela, con la oreja pegada a la puerta, escuchó su respuesta resignada, "Sí."

"Tonto, eres realmente inútil, te golpean y no te defiendes. Bueno, supongo que tampoco podrías ganarles. Si pudiera salir, haría que mi papá te comprara y serías mi seguidor. Porque no hablas conmigo. Si fueras mi seguidor, podrías obedecerme y, en el futuro... si alguien me vuelve a molestar, podrías morderlo con fuerza."