Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 67

En la sala de operaciones, Horacio nunca imaginó que se encontraría con ella en ese momento, la persona al borde de la muerte resultó ser ella...

...

Rafaela estuvo en coma durante una semana en el hospital antes de despertar.

Durante ese tiempo, aparte de los que la cuidaban, nadie de la familia Jara sabía que Rafaela había sido hospitalizada.

Todo había sido ocultado por Liberto.

Rafaela estaba sentada en el pasillo con la mirada perdida y pálida, con el uniforme del Hospital Sanación Milagrosa y con el monitoreo cardíaco funcionando normalmente en su mano.

Cuando un niño de unos cinco o seis años, con la piel tan blanca que brillaba, sosteniendo un caramelo y llevando una gorra de béisbol negra, se acercó. "Señorita, ¿usted también está enferma?"

El niño parecía tener leucemia. Pero no se veía mal, más bien era como un pequeño ángel sin alas, bajo el sol, era deslumbrante.

"Sí, yo también estoy enferma".

"Mi mamá dice que comiendo dulces uno se mejora rápidamente". Los ojos negros del niño brillaban.

Luego, el niño sacó dos caramelos rosados de su bolsillo y los puso en las manos de Rafaela.

"¿Qué enfermedad tienes?"

La voz de Rafaela era tan débil como una hoja caída, "Una... muy, muy, muy difícil de curar".

"¡Oh! No te preocupes, los doctores de aquí son los mejores, y... conozco a todos los doctores. Mi favorito es el Sr. Horacio, él seguro te curará, y definitivamente mejorarás".

En el pasillo, se escuchó la voz ansiosa de una mujer buscando a su hijo.

"¡Julio, dónde estás!"

El niño miró hacia atrás, "Mi mamá me está buscando, tengo que irme. Tienes que ser fuerte como yo, ¡ánimo! Si te sientes asustada, siempre puedes buscarme, puedo contarte historias..."

Rafaela le respondió: "Está bien".

En esta vida, probablemente era el mismo destino.

Rafaela trató de cooperar con el tratamiento.

Esta vez, solo si se divorciaba de Liberto, tal vez podría vivir hasta los ochenta.

En la Universidad Floranova.

Cuando Lorena y Cristina vieron a Rafaela parada afuera de la misma puerta, las expresiones en sus rostros se volvieron intrigantes.

"¿Cómo es posible encontrarse con ella en todas partes? Realmente es insoportable".

"Realmente trae mala suerte".

Penélope miró con cautela el semblante de Rafaela y se apresuró a interceder, "No hablen así, por favor. Rafaela, disculpa, espero que no te moleste".