Venganza Reencarnada de la Rica Heredera romance Capítulo 68

Rafaela no sabía de dónde venía esa hostilidad hacia ella.

Siendo más alta que las demás y con una postura imponente, dijo con tono frío, "No soy buena para discutir. Si piensan que el asunto del foro aún no se ha resuelto, pueden buscar a la dirección de la escuela para hablarlo. Estoy dispuesta a cooperar. Pero cuando estén fuera, sería mejor que controlaran su boca, no tengo muy buen temperamento".

Cristina, que se destacaba especialmente por sus habilidades deportivas, había sido asignada al dormitorio de Penélope por el departamento de deportes.

Con una personalidad franca y temperamento volátil, nunca guardaba nada para sí misma. "Ahora resulta que tú tienes razón, cuando claramente fuiste tú quien acosó a Penélope primero. Si no fuera por el apoyo de Maritza, alguien como tú no merecería ni estar en la escuela".

"Te crees mucho solo porque eres atractiva y tienes a alguien poderoso detrás de ti. Deja que te diga, a nosotras eso no nos asusta. Si realmente llega a pasar algo, quiero ver quién será la que quede en ridículo, si tú o nosotras".

"Con solo pensar en tus asuntos, cualquiera sabría, seguro que alguien te mantiene para que puedas seguir en la escuela..."

El ambiente se tensó aún más con las miradas de los que estaban alrededor. Penélope no quería que el asunto escalara tanto y solo pudo acercarse y tratar de detener a Cristina para que no siguiera hablando.

‘Plaf’

Sin esperarlo Rafaela le dio una bofetada a Cristina.

Cristina exclamó, "¿Te atreves a golpearme?"

Penélope rápidamente intentó detenerla, sabiendo lo explosiva que podía ser su temperamento.

Si realmente comenzaban a pelear, la que saldría perdiendo sería Rafaela.

Cristina le dijo, "Penélope, hoy no me detengas. Voy a darle una lección y a arañarle la cara, a ver cómo sigue seduciendo hombres después".

Rafaela venía de pasar una semana en el hospital y apenas empezaba a sentirse mejor cuando vio a Penélope y las demás, sintiendo que no podía sacárselas de encima.

"Antes de atreverte a levantarme la mano, deberías considerar tu posición y las consecuencias que tendrás que enfrentar. Puedo hacer que la Universidad Floranova te expulse".

"Piensa en el resultado de tus esfuerzos de dieciocho años, no los arruines por tus acciones".

"Lo siento, Rafaela. Fue mi culpa".

Rafaela no quizá seguir con el asunto y simplemente se marchó.

En la enorme villa con vista al mar, que parecía una mansión, las luces estaban completamente encendidas.

Los trabajadores, luchando contra el sueño, dijo, "Señor, la Srta. Penélope llegó de la escuela esta noche y no sabemos qué sucedió, pero se encerró en su habitación y no quiere comer ni tomar nada. Nadie ha logrado convencerla para que salga. Hace un momento, cuando me levanté en la noche y pasé por el cuarto de la Srta. Penélope, escuché llantos dentro de la habitación. Toqué la puerta varias veces, pero la Srta. Penélope no respondió, así que me preocupé y decidí llamarlo para que viniera a ver a la Srta. Penélope, temiendo que algo malo le hubiera pasado".

Liberto, con pasos largos y visiblemente cansado, se dirigió a la habitación del tercer piso.

El empleado rápidamente sacó una llave de repuesto.

Cuando el hombre abrió la puerta y entró en la habitación completamente oscura, el empleado ya se había retirado discretamente dándoles espacio para la privacidad.

En la habitación oscura no se podía ver nada, pero Liberto, conocedor del lugar, se acercó a la cama de Penélope y encendió la lámpara de la mesita de noche.