Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 1379

Tasha miró sorprendida a Wilbur, alzando la voz para reprenderlo: "Señor, ¿sabe usted quién es el señor Louis? ¿Cómo se atreve a hablarle así?".

"Me da igual quién sea. He puesto mis ojos en esta cosa, expresando claramente mi intención de comprarla. Aunque venga el mismísimo Dios, es mío", dijo Wilbur sin vacilar.

En ese momento, Louis estalló en carcajadas, con una expresión socarrona en el rostro mientras asentía a Wilbur. "Muy bien. Nunca nadie se había atrevido a hablarme así. Esto es realmente interesante".

"¡Hmff! Empaca las cosas por mí. Me voy", dijo Wilbur con frialdad.

Louis soltó un bufido desdeñoso. "¿Me has insultado y crees que puedes irte así sin más? ¿Acaso no me respetas en absoluto?".

"¿Quién eres tú para exigirme respeto?", se burló Wilbur con su característica sonrisa.

Los ojos de Louis se encendieron de ira. Justo entonces, Tasha exclamó: "El señor Louis es el hijo del gobernador de Banes. ¿Tiene ganas de morir?".

Wilbur se quedó estupefacto.

Louis, con una sonrisa cruel en la cara, se acercó a Wilbur, lo rodeó y le dijo: "¿Qué te pasa, te sientes estúpido ahora? ¿No eras muy arrogante hace un momento?".

Tasha añadió con desdén: "De verdad que no tiene ni idea. Le advertimos que no podía meterse con el señor Louis. ¿Tiene miedo ahora?".

"¿Acaso te parece que tengo miedo?". Sin esperar a que Tasha o Louis respondieran, Wilbur, de repente y sin previo aviso, abofeteó a Louis en toda la cara.

No estaba claro si se refería a los guardaespaldas o a Louis, pero la ira de este ya había alcanzado su punto álgido. Su padre era el gobernador de Banes, un ministro de estado, uno de los cinco personajes más importantes de toda Terya. Nunca había sufrido una humillación semejante ni se había topado con una persona así.

Cubriéndose la cara, Louis retrocedió dos pasos lentamente, mirando a Wilbur y diciendo: "¡Mocoso! ¡Espera aquí si tienes agallas!".

"¿Acaso dije que me iba?". Wilbur acercó tranquilamente una silla, tomando asiento con confianza. Su filosofía constante era tratar con firmeza a tales individuos. En primer lugar, les servía de lección, disuadiéndoles de actuar imprudentemente. En segundo lugar, evitaba problemas innecesarios en el futuro.

Algunas personas, si no eran conscientes de las consecuencias, intentarían conspirar contra uno. Wilbur no tenía tiempo para enzarzarse en prolongadas disputas con ellos.

Al ver a Wilbur sentado tan despreocupadamente, Louis no perdió ni un segundo. Cogió el teléfono e hizo una llamada. Tras terminar la llamada, se dirigió a la puerta, cogió una silla, se sentó y bloqueó la salida, como si temiera que Wilbur escapara.