Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 156

Remy se sentó frente a Wilbur, aún con el ceño fruncido por la desconfianza.

Wilbur le resultaba muy familiar, pero Remy no sabía dónde había visto a aquel tipo.

Por supuesto, Wilbur reconoció a Remy de inmediato. Remy había estado demasiado concentrado en Indra y Madison en ese momento como para decirle mucho a Wilbur y prácticamente lo había ignorado.

Remy vaciló ante las palabras de Wilbur.

De todos modos, en realidad no importaba. El tipo estaba aquí ahora y no tenía escapatoria. Remy tenía más de veinte guerreros a sus órdenes, y daban una buena paliza.

"No está mal, muchacho. Tienes una buena constitución. ¿Sabes lo que estás haciendo?". Preguntó Remy con una sonrisa.

Wilbur negó con la cabeza. "Todavía no".

"Bueno, yo te lo diré. Podrás tontear con chicas diferentes todos los días y te pagarán diez mil dólares al mes por hacerlo. ¿Qué te parece?".

"¿Qué? Es un trato demasiado bueno para ser verdad".

Remy se dio una palmada en el muslo, soltando una carcajada. "Bueno, supongo que tienes esa suerte, ¿no?".

"¡Oh, vaya, supongo que sí!". Wilbur sonrió tímidamente.

A Remy se le borró la sonrisa de la cara al instante. "Vas a necesitar algo de entrenamiento antes de eso. Consíguele unas pastillas con una dosis más alta".

"En ello".

Uno de los hombres de Remy sacó una tira de pastillas. Sacó tres y se las lanzó a Wilbur con una botella de agua, ordenándole que se las tomara.

Wilbur frunció el ceño. "¿Qué clase de trabajo es éste? ¿Por qué tengo que tomar pastillas?".

"Ya lo verás cuando te las tomes". Remy dio una calada a su cigarrillo. "Nuestros streams duran al menos media hora. ¿Cómo vas a aguantar hasta que te tomes una de estas, hombrecito?".

"¿A quién c*ño llamas minutero?".

"¡Tienes ganas de morir, eso es lo que pienso! Córtalo en pedazos y dáselo de comer a los perros". Remy rugió furioso. Y sus hombres empezaron a atacar a Wilbur.

Wilbur se levantó y extendió la mano, agarrando por el cuello al primer hombre que le alcanzó.

El hombre sintió que un poder abrumador lo retenía y fue arrojado a un lado antes de que pudiera reaccionar.

En cuestión de segundos, el grupo de hombres que había dentro de la habitación fue derribado. Se retorcían en el suelo aullando de dolor, agarrándose los huesos rotos.

Remy se quedó sin palabras, al igual que los hombres de fuera. ¿Qué estaba ocurriendo?

Antes de que pudieran responder, Wilbur salió corriendo de la habitación. Los hombres que estaban fuera vieron un destello, y al segundo siguiente Wilbur estaba de nuevo frente a Remy.

Un terrible dolor comenzó a extenderse por los cuerpos de los guardias que estaban fuera, y se desplomaron en el suelo uno a uno.

Remy miró a Wilbur horrorizado.