Resumo de Capítulo 158 – Viviendo con Mi Jefa Esposa por Internet
Em Capítulo 158, um capítulo marcante do aclamado romance de Urbano Viviendo con Mi Jefa Esposa, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de Viviendo con Mi Jefa Esposa.
"¡Vaya! Es mucho dinero". Respondió Wilbur. Sí, mil millones de dólares serían una gran tentación para cualquiera.
Sin embargo, Wilbur no necesitaba el dinero en absoluto, y menos cuando se conseguía de esta manera.
Remy lloriqueó, su voz se volvió lamentable. "Te estoy diciendo la verdad, te lo juro. ¿Cuál es tu cuenta bancaria? Te envío el dinero ahora mismo".
"¿En serio?". Wilbur frunció el ceño.
Remy asintió. "¡Sí, ahora mismo! Siempre y cuando me dejes ir".
"De acuerdo. Aquí tienes mi cuenta". Wilbur le mostró la pantalla de su teléfono a Remy.
"Necesito un ordenador". Dijo Remy.
Wilbur se encogió de hombros. "Me parece bien".
Ayudó a Remy a levantarse y lo sentó frente al ordenador de su oficina.
Remy se desplomó sobre la mesa y se puso a trabajar de inmediato.
Poco después, la cuenta bancaria de Wilbur recibía mil doscientos millones de dólares.
Wilbur también vio cómo Remy enviaba un mensaje en secreto mientras pensaba que Wilbur miraba hacia otro lado.
Wilbur fingió no verlo y soltó una carcajada al ver la notificación en su teléfono. "¡M*ldita sea! Esto sí que es dinero fácil".
Remy se deslizó hasta el suelo, con el pecho agitado. "Ahora puedes dejarme ir, ¿verdad?".
"Claro. Adelante". Wilbur extendió los brazos.
Se lanzó contra la puerta del coche, agarrando la manilla y tirando hacia arriba.
'Un paso más', pensó Remy mientras se impulsaba, animándose a sí mismo.
En ese momento, un coche de policía atravesó la puerta de la fábrica. Se detuvo delante de Remy, con las sirenas a todo volumen y un sinfín de agentes de policía entrando a la carga.
Una mujer alta y armada salió del coche delante de Remy. Se paró frente a él y lo miró con frialdad.
El pecho de Remy se estremeció. La chispa de esperanza que brillaba en sus ojos se apagó.
"¡Espósenlo a él y a todos los que estén ahí!". Gritó Elsa, y los agentes se pusieron a trabajar de inmediato. Rodearon la fábrica y barrieron todas las habitaciones.
"Han tardado bastante", dijo una voz perezosa.
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