Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2210

"¡Al suelo!".

Wilbur gritó en medio del temblor, y todos se apresuraron a tumbarse en el suelo. Aite refunfuñó: "¿Qué demonios es esto, eh?".

Justo entonces, una enorme roca cayó desde el aire, cayendo hacia Aite.

"¡Aite!".

Eli se echó encima de su hermano instintivamente. Wilbur se lanzó delante de los dos hermanos, invocó su cuchilla del trueno y golpeó la roca violentamente. El aura negra convirtió la roca en innumerables piedras diminutas, que se esparcieron por las aguas del pasadizo con una multitud de salpicaduras.

Después, innumerables rocas gigantes aparecieron y cayeron desde arriba. Wilbur levantó la mano y los Guantes de Luz emitieron un resplandor blanco que envolvió su cuerpo y formó un brillante escudo blanco.

"¡Argh!".

Wilbur rugió con furia, y el escudo comenzó a extenderse. No pasó mucho tiempo antes de que todos los exploradores estuviesen cubiertos en su interior, y las enormes rocas que golpeaban el escudo se convirtieron en polvo al instante. Las demás rocas cayeron por los laterales del pasadizo, salpicando las aguas.

Un rato después, las rocas dejaron de caer y el aire volvió a estar en calma. De repente, una enorme roca cayó y golpeó la entrada del pasadizo, justo detrás de la puerta metálica.

Se escuchó un fuerte ruido y apareció una grieta en el pasadizo, que se extendió rápidamente. Pasó por debajo de los pies de Wilbur y los demás en un abrir y cerrar de ojos, alcanzando el podio al final.

Vernon estaba conmocionado. "¿Qué hacemos ahora, señor Penn?".

¿Qué demonios estaba pasando aquí?

Wilbur estaba confuso, pero Vernon gritó: "¡Mira allá arriba! ¿Qué es eso?".

Todos miraron hacia arriba y vieron que una docena de ramas del árbol gigante se habían convertido en figuras humanas en el aire. Parecían soldados con espadas en las manos, flotando en el aire como marionetas. De repente, empezaron a avanzar hacia donde estaban los exploradores.

El soldado que iba delante golpeó el escudo de luz con su espada, pero la espada se convirtió en polvo en cuanto entró en contacto con el escudo. El propio soldado no tardó en convertirse también en polvo.

El resto de los soldados-árbol se precipitaron, pero también se convirtieron en polvo. Solo quedaban una docena de ramas, cuando una voz antigua y rasposa entró en la conciencia de Wilbur diciendo: "Parece que el hechizo del encantamiento no funciona contigo, joven cultivador. Puedo perdonarte la vida, pero tendrás que dejar atrás a tus otros compañeros".