Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2430

El Mensajero Oscuro apretó los puños con fuerza, su ira vibrando en el aire. Con los dientes apretados, murmuró con veneno, "Espera, Wilbur. Te destruiré".

Regresó al sótano y se dejó caer sobre el trono de Aiden. Su oscura presencia impregnó la habitación mientras aguardaba. Media hora después, una figura apareció en el umbral del sótano. Al ver al Mensajero Oscuro, el recién llegado palideció y cayó de rodillas, inclinándose profundamente mientras tartamudeaba, "A-A sus órdenes, Ho-Honorable Mensajero Oscuro".

El Mensajero Oscuro fijó su mirada gélida en él. "Stefan, ¿te envió el Papa aquí?".

"S-Sí", respondió Stefan, temblando de pies a cabeza. Era incapaz de sostener la mirada del Mensajero Oscuro mientras balbuceaba, "Su Santidad me pidió que… verificara el estado de Aiden. No esperaba que… que todo esto fuera obra suya, Honorable Mensajero Oscuro. Estoy seguro de que debe haber habido un malentendido".

El Mensajero Oscuro resopló, irritado. "¡No ha habido ningún malentendido!".

Stefan asintió rápidamente, tartamudeando, "Sí, p-por supuesto…".

La expresión del Mensajero Oscuro se volvió más sombría. "Idiota, ¿crees que fui yo quien mató a Aiden y a Kino?".

Stefan parpadeó, desconcertado. "¿Señor, no… no lo hizo?"

Con impaciencia, el Mensajero Oscuro bufó, "No. Fue Wilbur Penn. Mató a Buker, y luego a Aiden y Kino. Yo llegué después. Él tuvo la suerte de escapar".

Stefan se estremeció antes de preguntar tímidamente, "¿Honorable Mensajero Oscuro, planea encargarse personalmente de esto?".

La mirada del Mensajero Oscuro se endureció. "No me interesa nada más. Pero Wilbur Penn es mío. Dile al Papa que no se atreva a matarlo, pase lo que pase. Lo quiero vivo".

"Sí, Honorable Mensajero Oscuro. Me aseguraré de transmitir su voluntad a Su Santidad".

En el sótano, una figura arrodillada aguardaba en silencio. Sus túnicas púrpuras, símbolo de la máxima autoridad en la Iglesia de los Santos Illuminati, destacaban bajo la tenue luz. Este hombre no era otro que el nuevo Papa, Holt, quien había sucedido al anterior tras su misteriosa desaparición.

El Mensajero Oscuro ascendió lentamente los escalones hasta el trono, tomando asiento con una mirada helada. El Papa inclinó la cabeza con respeto y dijo: "A sus órdenes, Honorable Mensajero Oscuro".

El Mensajero Oscuro fijó su mirada en Holt. Aunque este último había cometido errores suficientes como para justificar su muerte cien veces, su utilidad actual lo mantenía con vida.

"Mírame, Holt".

"Sí, señor",