Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 2433

Sin embargo, Holt mantuvo su decisión: las unidades de artillería debían permanecer agachadas. Desde fuera, parecía que el ejército de Ede estaba en serios aprietos. El oficial al mando, cada vez más ansioso, observaba cómo los cultivadores se acercaban inexorablemente. Pronto cruzaron la última línea de fuego, dejando al oficial con un suspiro interno de resignación.

Cuando los cultivadores estuvieron lo suficientemente cerca, Holt abrió bruscamente los ojos y ordenó: "¡Arqueros de hielo, apunten!".

De repente, diez figuras se materializaron a treinta metros frente a Holt. Los arqueros de hielo eran cultivadores corpulentos, cada uno empuñando un enorme arco. Con movimientos disciplinados, colocaron las flechas en las cuerdas y apuntaron hacia los cultivadores que avanzaban a toda velocidad.

El oficial al mando no pudo evitar fruncir el ceño al presenciar la escena. Pensó para sí mismo, ¿En serio? ¿Arqueros? ¿Qué año creemos que es? ¿Cómo pueden unas simples flechas detener a cultivadores? Si ni siquiera nuestros cañones pueden hacerles daño, ¿qué diferencia hará esto?

Negando con la cabeza, desvió la mirada, convencido de que la batalla estaba perdida.

Pero entonces, Holt dio la orden: "¡Arqueros de hielo, ataquen!".

¡Swoosh!

¡Swoosh!

Las flechas surcaron el aire con una velocidad asombrosa. El oficial al mando, incapaz de ignorar lo que sucedía, levantó la vista justo a tiempo para ver cómo los cultivadores activaban sus escudos en el último instante. Sin embargo, cuando las flechas hicieron contacto con las barreras energéticas, no se limitaron a detenerse. Se desvanecieron, dejando un gélido rastro que congeló por completo a los cultivadores en el lugar.

¡Boom!

El bloque estalló en mil pedazos, reduciendo al cultivador de nivel pre-Emperador a fragmentos dispersos.

El oficial al mando estaba perplejo. Sabía lo arduo que era el camino del cultivo, y eran muy pocos los que alcanzaban el nivel de Santuario. Los cultivadores pre-Emperador eran aún más escasos, un testimonio de décadas de dedicación y esfuerzo. Pero allí estaba Holt, eliminando a uno de ellos en menos de un minuto con la ayuda de diez arqueros de hielo.

Holt, notando la expresión de asombro del oficial, lo miró con una sonrisa tranquila y preguntó: "Supongo que estás curioso por saber cómo lo logré, ¿verdad?".