Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 268

Los tres habían mostrado sus poderes al mismo tiempo. Constantino gritó: "¡Es un honor trabajar con los dos! Yo iré primero".

Se elevó en el aire después de eso, levantando los brazos. Un rayo abrasador de llama sagrada salió disparado en dirección a Suelyn con inmenso poder.

Al mismo tiempo, Eileen gritó mientras empuñaba sus dos espadas, agachándose antes de cargar también hacia Suelyn.

Era el movimiento especial de Eileen, la Armadura de Espadas.

Wilbur empuñó su cuchilla de trueno y se preparó para unirse a la batalla. Sin embargo, de repente, el Mar de Sangre se agitó y no menos de cincuenta monstruos aparecieron de la nada, cargando en su dirección.

Estos monstruos eran similares a lobos, pero del tamaño de un ternero. Con cuerpos de carne sangrienta, enseñaron sus colmillos al trío.

Los Lobos de Sangre cargaron, dirigiéndose a las espaldas de los tres cultivadores.

"¡Cuidado con nuestras espaldas!", gritó Eileen, sin dejar de cargar contra Suelyn.

Wilbur no tuvo más remedio que darse la vuelta, luchando él solo contra los Lobos de Sangre.

Justo entonces, la luz sagrada de Constantino había alcanzado a Suelyn.

Suelyn se limitó a estirar el brazo para dibujar un círculo delante de ella. Enseguida apareció un escudo de sangre.

Los esqueletos en el escudo de sangre chillaron y aullaron como si estuvieran tratando de romper el escudo.

Al segundo siguiente, el escudo de sangre había bloqueado por completo la luz sagrada de Constantino.

Justo a tiempo, Eileen se había puesto al lado de Suelyn. Sus espadas giraron y cortaron el torso de Suelyn varias veces.

Suelyn lanzó un fuerte grito, la energía espiritual sangrienta en ella explotando y convirtiéndose en un monstruo de sangre.

Sin embargo, poco a poco, Wilbur se dio cuenta de que los lobos se convertirían en un charco de sangre una vez muertos, filtrándose en el suelo y desapareciendo.

Al mismo tiempo, otra manada de Lobos de Sangre emergía del lago ensangrentado y cargaba contra ellos para librar otra batalla.

A medida que avanzaba la lucha, Wilbur empezó a fruncir el ceño.

Parecía que el número de Lobos de Sangre no tenía límites.

Aunque cien de esos lobos no podían hacerle nada a Wilbur, tendría que luchar contra ellos con todas sus fuerzas para que no se interpusieran en el camino de Constantino y Eileen.

Wilbur se abrió paso entre la manada de lobos como un rayo, formando una barrera detrás de Constantino y Eileen. Sin embargo, su mirada apenas se apartaba del maldito lago, frunciendo profundamente el ceño.

"Mi energía nunca se agotará aquí. ¿Cómo van a vencerme?". Suelyn empezaba a burlarse de los tres cultivadores.