Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 32

"¡Cómo te atreves a romper mi precioso incensario! ¡Te lo estás buscando!", rugió José furioso. Se sacudió la túnica y una fuerte oleada de energía se abalanzó sobre Wilbur.

La expresión de la multitud también cambió. Se suponía que era un arma espiritual legendaria. Aquel tipo era demasiado atrevido.

El maestro José era un famoso cultivador de la provincia de Stricton. Ese tipo estaba acabado.

Justo cuando todos estaban conmocionados por los nervios de Wilbur, él sonrió. "Abran los ojos y miren más de cerca".

La multitud se inclinó hacia el incensario roto, desconcertada por la situación.

Wilbur dijo: "El incensario no es más que una réplica de una antigüedad. Hay una pieza de oud dentro que sella los poderes en él, dejando salir un resplandor y una fragancia para que se parezca a un arma espiritual. Desaparecerá en tres meses, como mucho. No puedo creer que una técnica de falsificación tan obvia fuera suficiente para engañarlos a todos".

Las palabras de Wilbur dejaron a todos conmocionados y la multitud empezó a inspeccionar el incensario roto.

Todos en la multitud sabían lo suficiente como para ser capaz de distinguir con una sola mirada de la grieta que se trataba de un nuevo elemento y había un pedazo de oud en su interior. Es cierto que el oud era de gran calidad.

Aun así, el incensario no era un arma espiritual. Fabricar algo así costaba como mucho 10.000 dólares.

Todo el mundo se había dejado engañar por su apariencia y pensaban que era real.

Ahora la verdad había salido a la luz y todos se quedaron boquiabiertos mirando a José.

El mismísimo José se dio cuenta por fin de que era falso. De repente, su bravuconería se desvaneció y el sudor le corrió por la frente.

Wilbur sonrió. "¿Quiere explicarse, maestro José?".

"Yo...". José se quedó mudo, con el sudor rodándole por la cara.

Mike vio que la situación se estaba descontrolando y su expresión cambió mientras pensaba en un plan.

Al hablar, John se puso en pie y se marchó.

Parecía un gesto de buena voluntad, sin culpar a José ni querer compensación. Pero aun así, puso a José en una situación difícil.

El público vio eso y poco a poco se fue por su cuenta. Nadie pidió tampoco una compensación de cinco millones de dólares.

Aquella noche, nadie veía cinco millones de dólares como una gran cantidad. Además, José era un cultivador de buena reputación. Aceptar el dinero podría acabar ofendiéndolo, lo que no era un buen trato.

El hecho de que la gente se fuera antes de tiempo también tenía un significado diferente.

Eso se debía a que José había alardeado antes de que si se demostraba que su objeto era falso, tendría que quitarse la vida allí mismo.

Justo entonces, Wilbur miró a José con una sonrisa sombría. "¿Qué tienes que decir a tu favor, maestro José?".