Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 474

Albert frunció el ceño. "No creo que sea una buena idea. Tomémonos las cosas con calma y esperemos a que sienta que pertenece al departamento".

"Entonces, ¿dices que tú tampoco puedes responder por él?", dijo el anciano barbudo.

Albert suspiró. "No lo niego, pero gente como él es difícil de encontrar. Es mejor que no lo desencadenemos o estaremos sufriendo una pérdida por nada".

Los dos ancianos intercambiaron miradas. "Respetamos tu opinión, pero eres responsable de lo que salga de esto".

"No se preocupen. Asumiré toda la responsabilidad y los dejaré a ustedes dos al margen", sonrió Albert.

Los ancianos se levantaron para marcharse, haciendo una reverencia a Albert.

Albert se rio entre dientes, murmurando para sí: "Ya estoy con un pie en la tumba. Apenas importa de qué me responsabilizo. Qué amenaza más inútil para echarme en cara".

...

Más tarde, aquella misma noche, un avión aterrizó en el aeropuerto de Zelanda.

Wilbur salió por la puerta de llegadas y contempló el paisaje.

La Ciudad Seecher era una ciudad de primer orden, con una larga y rica historia de éxitos y revoluciones.

Pero Zelanda era una superciudad de primer orden. Puede que no existiera desde hacía tanto tiempo como la Ciudad Seecher, pero en comparación estaba mucho más avanzada y desarrollada.

Los altos edificios se alineaban en todas las calles y al levantar la vista se veían más luces de neón que estrellas.

'Vaya', se maravilló Wilbur. Estaba a punto de encontrar el hotel más cercano en el que alojarse, pensando en ponerse en contacto con Sammy al día siguiente.

Sin embargo, justo en ese momento, una luz de colores se elevó desde las montañas en la distancia antes de desvanecerse al segundo siguiente.

Wilbur se detuvo en seco. "¿Qué demonios es eso?".

El anciano frunció el ceño. "Fuiste lo bastante poderoso para llegar hasta aquí y además estás en presencia del poder. ¿No sería una pena que no tuviéramos un combate amistoso?".

"Tendré que pasar. No quisiera interrumpir tu paz".

Las batallas amistosas entre cultivadores eran más que normales por aquí.

Pero dos extraños luchando entre sí podía ponerse feo, y podría terminar en lesiones no deseadas o incluso la muerte. Wilbur no tenía ganas de participar en eso esta noche.

Sin embargo, el anciano insistió: "Bueno, lucha o pierde. Toma esto".

El anciano extendió una muñeca y una enorme oleada de energía espiritual surgió.

Wilbur frunció el ceño y la apartó de un manotazo, haciendo que la energía espiritual se desvaneciera en el aire.

El anciano se iluminó. "¡Increíble! Hoy acabo de salir de la soledad, así que estoy de muy buen humor. ¿Qué te parece si te acepto como mi pupilo si puedes soportar tres de mis movimientos?".