Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 605

Una poderosa ola de energía espiritual se extendió.

Wilbur lanzó un puñetazo que chocó con el puño del hombre, bajo y musculoso.

Un sonido ensordecedor resonó en el aire, y el anciano lanzó un grito de agonía mientras escupía una bocanada de sangre, volando por los aires y aterrizando pesadamente en el suelo.

La mano izquierda de Wilbur hizo un movimiento circular al mismo tiempo, apartando los puños que apuntaban a sus costillas. Las muñecas del atacante crujieron audiblemente, y él gritó de dolor mientras se desplomaba en el suelo.

La espada estaba a punto de tocar la piel de Wilbur.

Sin embargo, en una hazaña imposible, Wilbur se dio la vuelta a la velocidad de la luz. Esquivó el ataque y contraatacó con una patada al mismo tiempo.

El espadachín escupió inmediatamente una gran bocanada de sangre y su mirada se tornó incrédula.

Le costaba creer que un cuerpo humano pudiera moverse así, a tal velocidad que no le daba ninguna oportunidad de contraatacar.

Todo esto ocurrió en cuestión de segundos. Los tres guardaespaldas estaban gravemente heridos y fuera de combate.

Wilbur se llevó las manos a la espalda y miró fríamente a los Príncipes de Ciudad Águila.

Los Príncipes de Ciudad Águila quedaron conmocionados. Ninguno de ellos podía creer lo que veía. Los tres cultivadores de nivel Ambiente atacaron al mismo tiempo, pero todos fueron derribados y gravemente heridos. ¿Qué tan poderoso era este tipo?

Asher y el resto de la familia Yves estaban perdiendo la cabeza. Miraban a Wilbur como si acabaran de ver un fantasma.

Fabian era el único que sonreía. Qué chiste, intentar derribar a Wilbur con tres cultivadores de nivel Ambiente.

Wilbur respondió: "Solo estaba devolviendo el favor. No seré amable si alguien vuelve a desafiarme".

Eso implicaba que acababa de ir a lo fácil.

Wilbur decía la verdad. Tres cultivadores de nivel Ambiente podían ser increíblemente poderosos para la gente normal, pero no eran nada para Wilbur. Además, era más que capaz de matarlos a todos con un solo movimiento.

Sin embargo, no estaba allí para matar a nadie. No había rencor entre él y esa gente, pero no se haría el simpático si alguien le faltaba al respeto.