Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 768

"Amigo, ¿te vas a ir o no?".

El pasajero que iba detrás de Wilbur resopló molesto.

Wilbur le lanzó una mirada antes de bajar del avión.

El hombre que estaba detrás de él se llevó un susto con la gélida mirada y se recompuso rápidamente. "¿A quién coño crees que estás asustando, eh? Te daré una paliza la próxima vez que te vea".

Wilbur salió del aeropuerto y se dirigió directamente a la Isla del Lago Marino.

Tras inspeccionar las condiciones de Chester y Zeke y asegurarse de que sus vidas no corrían peligro, Wilbur miró a todos los demás.

Faron, Elsa, Eileen, Lily, Skyler, Ryder y el resto no parecían más que solemnes.

"¿Quién es ella?". Preguntó Wilbur con frialdad.

Eileen frunció el ceño. "Una de las ancianas del Club Kiwanis, Angie Zeeto. ¿Por casualidad mataste a un hombre con el que Lily estaba en tu misión en las fronteras?".

"Sí, así fue".

"Eso es, entonces. El tipo que mataste era probablemente el único hijo de Angie, Jarvis Zeeto".

"Bueno, ella puede tomarla conmigo todo lo que quiera. Yo fui quien mató a su hijo, nadie más. Se pasó de la raya al secuestrar a Faye", dijo Wilbur, con una mirada asesina.

Eileen suspiró. "Esta vieja bruja es conocida por sus rencores y su despiadada forma de vengarse. Tú conociste a su hijo, así que seguro que sabes a qué me refiero".

Wilbur no dijo nada, pero pensó en Jarvis.

Aquel hombre no había sido más que malvado y despiadado, irrespetuoso y salvajemente despiadado. Wilbur supuso que eso tenía que venir de alguna parte.

"Tienes razón", dijo Wilbur. "Pero está bien. Toda esta gente va a morir. Ryder, ¿dónde está?".

Ryder se levantó de inmediato, su expresión severa como de costumbre. "Los superiores me han dado acceso al Sistema de Integración de Skynet. Angie Zeeto está cerca de las afueras de la ciudad oriental, pero allí no hay cámaras. Tampoco nos hemos atrevido a hacer algo porque tiene a la señorita Yves".

En la vieja casa, Faye estaba cubierta de heridas, con la ropa rota y destrozada.

Su cuerpo estaba lleno de marcas de látigo carbonizadas y apenas quedaba piel intacta.

El látigo de la esfera hechizada no era solo un ataque físico. También abrasaba la superficie de su víctima.

Las llamas que iluminaban el látigo eran heladas en lugar de calientes, y casi congelaban el alma de Faye.

Faye había caído inconsciente varias veces, solo para despertarse sobresaltada por el dolor de los nuevos latigazos.

La verdad es que se habría rendido hacía mucho tiempo si no hubiera creído que Wilbur sería capaz de salvarla.

Angie se quedó mirando el cuerpo medio muerto de Faye colgado en el aire con una sonrisa cruel en la cara.

"¡Disfruta del dolor, jovencita! Al fin y al cabo, es lo último que sentirás antes de morir", gruñó Angie, soltando una estridente carcajada mientras la observaba.